Conseguir colarse en la lista con las personas más influyentes del mundo de la revista 'Time' organizando armarios (y en general, el resto de objetos que acumulamos en casa), es precisamente lo que ha conseguido la japonesa Marie Kondo, autora de uno de los bestseller del año. 'La magia del orden, herramientas para ordenar tu vida' es uno de los hits recientes en librerías de medio mundo, y concretamente en las grandes ciudades como Nueva York o Tokio, donde el espacio es pequeño, las rentas son altas y las cosas de 'usar y tirar' se consumen rápidamente, especialmente en lo que respecta a la ropa.
La profesión de esta japonesa antes de lanzarse al mundo editorial y vender cuatro millones de copias, es, oficialmente, la de consultora de organización: es decir, las personas interesadas en reorganizar los objetos que dominan su vida contratan sus servicios, como con un freelance, y ella se encarga de analizar el espacio disponible y guiar a los clientes en lo que deben tirar y lo que no. La lista de espera es de seis meses.
Pero, ¿qué es lo que hace de su método algo fuera de lo normal? Aunque el libro ha dado de sí para organizar talleres y vídeos en los que se explica al detalle en qué consiste exactamente la técnica japonesa del katazuke ('orden'), según apuntaba el 'New York Times' con el lanzamiento del libro en octubre del año pasado el 'método Kondo' consiste básicamente en dos cosas, que empiezan por ir repasando uno por uno todos los outfits del aramario y confrontarlos con la pregunta '¿me emociona esta prenda?'. Algo que parece sencillo, pero que resulta tan eficaz o más como la batería de preguntas que a menudo nos asaltan cuando intentamos organizar el armario y desahacernos de cosas que ya no nos sirven: por mucho empeño que se ponga al reordenar las prendas, al final acaban ganando faldas, camisas y pantalones que en realidad nos hemos puesto pocas veces, simplemente por el hecho de que 'fue muy cara al comprarla' o 'quizás me valga si pierdo una talla' o 'a lo mejor vuelve a ponerse de moda'.
La clave, según ella, es que si no te encanta algo de tu armario, es que no te hace falta. Las prendas que pasan este 'test de calidad' son las que se quedan. Una vez seleccionadas, llega el momento de ordenarlas: la autora propone técnicas para aprender a doblar camisetas, plegándolas sobre sí mismas hasta formar un pequeño rectángulo, con el cuello siempre mirando hacia adentro, para que ocupen el menor espacio posible sin arrugarse (un método muy parecido al que utilizan los asistentes de vuelo a la hora de empacar sus diminutas maletas de viaje), y dejar la labor de las perchas solamente a las prendas que naturalmente nos pidan estar colgadas en ellas, empezando de izquierda a derecha y siempre por las prendas más oscuras y pesadas.
Al margen de las técnicas de esta experta en orden, que bien merecen una lectura si lo que se busca es una revelación organizativa, existen 1001 métodos universales que sirven de igual manera para darle la vuelta al armario cuando no hay por dónde cogerlo. Lo único que se necesita es paciencia, y una serie de tips de organización, que no se alejan del todo de la 'Kondomanía'. ¿Quieres saber por dónde empezar? Te damos cinco pistas para que te pongas manos a la obra.
1. Piensa 'eco'. Aunque las cadenas low-cost han disparado los ciclos de las tendencias de moda, llevándonos muchas veces a renovar el armario cada dos o tres meses, lo cierto es que este tipo de consumo es insostenible, tanto para la capacidad del propio armario (a menos que dispongas de espacio ilimitado, 'a la' Carrie Bradshaw), como para el medioambiente. Si tus prendas no son de origen sostenible ya no hay nada que hacer una vez están colgadas en la percha, aunque sí puedes darles una segunda vida cuando toca deshacerse de ellas. Piensa en reciclarlas o donarlas, para que otras personas puedan seguir usándolas.
2. Una de las preguntas más difíciles que se plantean a la hora de organizar el armario es qué nos quedamos y qué no. La técnica de Marie Kondo ha arrasado precisamente porque reduce todas las cuestiones relativas a la utilidad de una prenda a sólo una (¿me chifla esta camisa o falda?), aunque existen otras técnicas conocidas mundialmente por las fashionistas. Una de ellas es la de girar las perchas para que miren todas hacia la parte de atrás del armario. Cuando te pongas una prenda, vuelve a colocar esa percha en su posición original, para que sea fácil diferenciarla de las demás. Ponte un límite (uno, dos o tres meses), y cuando pase ese período, cuenta todas las perchas que siguen mirando hacia atrás. Ésas son las prendas por las que empezar.
3. Separa los básicos de todo lo demás; si no sabes qué entra en la categoría de básico y qué no, basta con responder a la pregunta ¿qué es lo que me pongo durante todo el año? La eterna camisa blanca que nunca falla, los vaqueros, las camisetas de colores neutros. Todo lo demás es estacional y por tanto no necesitas tenerlo a mano durante todo el año. Lo mismo sucede con los zapatos: aunque es posible que en invierno te calzes un par de sandalias, por ejemplo, en una boda o en la noche de fin de año, esas ocasiones se cuentan con los dedos de la mano. Mejor guardarlas aparte, protegidas dentro de una caja, donde no molesten ni 'colapsen' el espacio que usas a diario. Es más, cuando vuelvas a sacarlas de su escondite, te darás cuenta de lo que has echado de menos y lo que no.
4. Ten todo a la vista. Si no lo ves, no te lo vas a poner: al abrir el armario, la mayoría de veces vamos a tiro hecho, y sólo tenemos en nuestro radar lo que vemos al abrir los cajones. De ahí la importancia de no saturar el espacio con prendas que no se utilizan: los grandes favoritos quedan a menudo sepultados bajo una pila de camisetas o de calcetines sin usar. Otro truco: si utilizas la técnica de doblar las camisetas y prendas de algodón sobre sí mismas hasta formar un pequeño rectángulo, podrás colocarlas verticalmente dentro de los cajones, en lugar de apiladas unas sobre otras. Esto da acceso directo a todas tus prendas de un sólo vistazo, sin tener que moverlas.
5. Si no puedes reducir a sólo una las preguntas que hacen útil a una prenda, crea las tuyas propias. Algunas de las más frecuentes pasan por ejemplo por el corte de la prenda, si nos favorece o no (algo que a veces no se tiene en cuenta en las compras impulsivas, como por ejemplo en las rebajas), lo cómoda que resulta o si la talla es la adecuada, si el color va con nuestros gustos en ese preciso momento (otra pregunta clave: ¿compraría esta prenda hoy mismo si la encontrase en una tienda?) o, quizás la más práctica de todas, con cuántas prendas más de nuestro armario la podemos combinar. O lo que es lo mismo: cuánto provecho podemos sacarle comparada con otra, algo especialmente útil cuando tenemos dos prendas o accesorios que son prácticamente iguales.
¡Buena suerte!