Moschino clausuró la segunda jornada de desfiles de Milan Fashion Week a la espera de descubrir cómo tomaba forma la imagen renovada para esta firma fundada por Franco Moschino en 1983. Tras la sorprendente salida del estadounidense Jeremy Scott, quien había estado al mando por más de una década, Aeffe, compañía propietaria de la casa italiana, emprendió un relanzamiento estratégico nombrando a Davide Renne como nuevo director creativo. Estos deseos se vieron truncados por el repentino fallecimiento del diseñador el pasado 1 de noviembre de 2023, apenas días después de asumir su puesto. El fichaje de Adrian Appiolaza, un joven veterano de Gucci, sin embargo, sí sería definitivo.
Con tan poco tiempo para preparar una colección sólida para la temporada Otoño/Invierno 2024, solo tres semanas, optó por volver a los inicios: creaciones inspiradas en el arte 'pop' y el surrealismo que ironizaban sobre el consumismo salvaje y la clase burguesa. El argentino ideó un armario corporativo de proporciones exageradas, irrumpido por caritas felices, decenas de corbatas o signos de interrogación. Una apuesta sencilla, pero segura, dadas las circunstancias a las que ahora se enfrenta la marca.
Moschino clausuró la segunda jornada de desfiles de Milan Fashion Week a la espera de descubrir cómo tomaba forma la imagen renovada para esta firma fundada por Franco Moschino en 1983. Tras la sorprendente salida del estadounidense Jeremy Scott, quien había estado al mando por más de una década, Aeffe, compañía propietaria de la casa italiana, emprendió un relanzamiento estratégico nombrando a Davide Renne como nuevo director creativo. Estos deseos se vieron truncados por el repentino fallecimiento del diseñador el pasado 1 de noviembre de 2023, apenas días después de asumir su puesto. El fichaje de Adrian Appiolaza, un joven veterano de Gucci, sin embargo, sí sería definitivo.
Con tan poco tiempo para preparar una colección sólida para la temporada Otoño/Invierno 2024, solo tres semanas, optó por volver a los inicios: creaciones inspiradas en el arte 'pop' y el surrealismo que ironizaban sobre el consumismo salvaje y la clase burguesa. El argentino ideó un armario corporativo de proporciones exageradas, irrumpido por caritas felices, decenas de corbatas o signos de interrogación. Una apuesta sencilla, pero segura, dadas las circunstancias a las que ahora se enfrenta la marca.