El período de entreguerras no solo se ve en retrospectiva como un tiempo de alivio, tanto económico como social, sino a su vez como un momento pujante para el arte en todos sus ámbitos. Es en los años 30 cuando París, ciudad que da nombre a la colección Otoño/Invierno 2024-2025 de Claro Couture en Fashion Week Madrid, renace como la capital cultural del mundo, meca para legendarios modistas de la talla de Coco Chanel o Elsa Schiaparelli. Dejando atrás toda austeridad, la mujer de su época vestía con intención, sensualidad y romanticismo mediante cinturas marcadas y líneas fluidas que la firma ha reinterpretado y elevado, por ejemplo, con estampados y patrones exclusivos de CLARO, inspirados en la feminidad simbólica de la naturaleza.
Se contraponen siluetas rígidas y voluminosas con tejidos lujosos y suaves, como el satén, la seda y el terciopelo, siempre en tonalidades oscuras que dotan a la armósfera de misterio. Los vestidos de noche se adornan con pedrería, flecos y apliques de lana, siguiendo la corriente del "más es más" que triunfó en aquellos años. Todos los looks se completan con accesorios artesanales, gracias a la colaboración con marcas españolas especializadas en bolsos, zapatos, sombreros y joyería.
El período de entreguerras no solo se ve en retrospectiva como un tiempo de alivio, tanto económico como social, sino a su vez como un momento pujante para el arte en todos sus ámbitos. Es en los años 30 cuando París, ciudad que da nombre a la colección Otoño/Invierno 2024-2025 de Claro Couture en Fashion Week Madrid, renace como la capital cultural del mundo, meca para legendarios modistas de la talla de Coco Chanel o Elsa Schiaparelli. Dejando atrás toda austeridad, la mujer de su época vestía con intención, sensualidad y romanticismo mediante cinturas marcadas y líneas fluidas que la firma ha reinterpretado y elevado, por ejemplo, con estampados y patrones exclusivos de CLARO, inspirados en la feminidad simbólica de la naturaleza.
Se contraponen siluetas rígidas y voluminosas con tejidos lujosos y suaves (como el satén, la seda y el terciopelo) en tonalidades profundas que dotan a la armósfera de misterio. Los vestidos de noche se adornan con pedrería, flecos y apliques de lana, siguiendo la corriente del "más es más" que triunfó en aquellos años. Todos los looks se completan con accesorios artesanales, gracias a la colaboración con marcas españolas especializadas en bolsos, zapatos, sombreros y joyería.