Como en cada edición, el desfile de Dior ha sido uno de los más esperados en esta semana de la Alta Costura en París. En esta ocasión, la italiana Maria Grazia Chiuri, capitana de la firma, ha convertido en un enigmático bosque el icónico edificio de 30 Avenue Montaigne y ha apostado todo al infalible negro. Casi la totalidad de la colección, en la que han destacado los vestidos de encaje y las faldas de tul, ha estado teñida de esta tonalidad, y únicamente se han presentado un par de piezas en discretos tonos metalizados. La sobriedad y la sofisticación con un punto sensual han sido las protagonistas de este espectáculo, en el que ha adquirido una gran importancia la silueta en línea 'A'. En cuanto a los complementos, han destacado los chockers y maxipendientes rematados con grandes adornos metalizados. También han adquirido gran importancia los velos de red colocados sobre los pulidos recogidos que lucían las modelos.