El listón estaba alto este jueves en la pasarela madrileña para Jaime Álvarez, fundador y director creativo de Mans, después de que se hiciera, en la 78º edición de Fashion Week Madrid, con el Premio L'Oréal Paris a la mejor colección. Era su primera vez atreviéndose con prendas de mujer, pero nos hubiésemos creído que llevaba toda la vida estudiando cómo vestir a la mujer contemporánea. Esta temporada Otoño/Invierno 2024, la firma nos transportó a la campiña inglesa, con sus americanas estructuradas de hombreras hiperbólicas (las de las chicas son incluso más imponentes que las de los chicos) a contraste con delicadas blusas de gasa con lazada al cuello.
La pericia de su sastrería se manifiesta, asimismo, en la atención por los detalles, desde las mangas acampanadas de las chaquetas, como si estas fuesen pétalos de flores, hasta el trampantojo que mezcla dos americanas en una sola. No faltaron el tartán, la micropana o la pata de gallo, todos elementos insignia de la indumentaria británica, aunque presentados con inesperados giros, como las prendas de efecto pañuelo.
El refinamiento de la monarquía, con sus citas de caza, pomposas ceremonias e impresionantes trajes de gala, se encuentra al final del desfile con la estética kitschque imperó en Inglaterra durante los años 80 y 90. El espectáculo culmina con tres vestidos de seda en tonos de verde botella, burdeos y blanco: "Realmente este es el acabado de la parte interior de los tejidos. Cuando me llegaron, les di la vuelta", nos cuenta Jaime en el atelier madrileño de la firma. El último es un diseño nupcial con top de punto y voluminosa falda abullonada que rompe los todos los esquemas y probablemente hubiera fascinado a Diana de Gales.
El listón estaba alto este jueves en la pasarela madrileña para Jaime Álvarez, fundador y director creativo de Mans, después de que se hiciera, en la 78º edición de Fashion Week Madrid, con el Premio L'Oréal Paris a la mejor colección. Era su primera vez atreviéndose con prendas de mujer, pero nos hubiésemos creído que llevaba toda la vida estudiando cómo vestir a la mujer contemporánea. Esta temporada Otoño/Invierno 2024, la firma nos transportó a la campiña inglesa, con sus americanas estructuradas de hombreras hiperbólicas (las de las chicas son incluso más imponentes que las de los chicos) a contraste con delicadas blusas de gasa con lazada al cuello.
La pericia de su sastrería se manifiesta, asimismo, en la atención por los detalles, desde las mangas acampanadas de las chaquetas, como si estas fuesen pétalos de flores, hasta el trampantojo que mezcla dos americanas en una sola. No faltaron el tartán, la micropana o la pata de gallo, todos elementos insignia de la indumentaria británica, aunque presentados con inesperados giros, como las prendas de efecto pañuelo.
El refinamiento de la monarquía, con sus citas de caza, casas de campo, pomposas ceremonias e impresionantes trajes de gala, se encuentra al final del desfile con la estridente estética kitschque imperó en Inglaterra durante los años 80 y 90. El espectáculo culmina con tres vestidos de seda en tonos de verde botella, burdeos y blanco: "Realmente este es el acabado de la parte interior de los tejidos. Cuando me llegaron, les di la vuelta", nos cuenta Jaime en el atelier madrileño de la firma. El último es un diseño nupcial con top de punto y voluminosa falda abullonada que rompe los todos los esquemas y probablemente hubiera fascinado a Diana de Gales.