El Grand Palais de París se transformó en una especie de selva amazónica en la que Elie Saab presentó sus propuestas para la próxima primavera. El estampado de pitón, los diseños de aire tropical y las prendas de inspiración étnica fueron la máxima de una colección que se podría catalogar de muy sexy y femenina, algo recurrente en el imaginario del diseñador libanés.