Agatha Ruiz de la Prada otoño-invierno 07-08.
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La primera jornada de Cibeles se cerró con una explosión de color. Y quién
mejor que Agatha Ruiz de la Prada para poner a este lunes un broche
colorido.
La diseñadora juega con las formas y con los colores, que también los
presenta, sobre todo al final de su desfile, en acabados metalizados.
Además, delimita muy bien su colección y, en ella, se podrían matizar cuáles
son sus creaciones para otoño y cuáles para invierno.
Por ejemplo, para la época otoñal, destacan los abrigos y vestidos con
estrella multicolores que, debido a su acabado y disposición, simulan ser
hojas secas caídas de un árbol caduco; y también predominan sus ‘parkas’ con
jirones de tela simulando ribeteados en piel. Por el contrario, para la
época invernal, se destinan sus diseños para los amantes de la nieve, un
nuevo universo creativo en el que Agatha se lanza en exclusiva para la firma
Mito y en el que se pueden encontrar plumas, pantalones impermeables o monos
para esquiar.
Sin embargo, en general, la diseñadora madrileña lo que hace con su
colección de otoño-invierno 2007-2008 es un homenaje a la música sinfónica.
Y donde queda más patente es en sus acabados que simulan teclas de piano, y
con los que se ribetean escotes; y también en los adornos en relieve con forma de
notas musicales, las cuales se presentan en tono dorado.