El sonido de unos motores, las luces de un imaginario helicóptero iluminando al público... Así comenzaba el desfile del modisto Antonio Alvarado, uno de los decanos de la moda española. Con él, la cuarta jornada, y penúltima, de Cibeles llegaba a su fin.

Para el otoño e invierno de 2006-2007, Antonio Alvarado juega con una prenda en concreto: el trench. La reinterpreta de una y mil formas. Por ejemplo, la alarga el bajo hasta convertirlo en un mono con pantalones bombachos, la acorta y entalla para transformarla en camisa o la cose unas cintas internas para que se deje caer y quede colgada de los hombros a modo de mochila. También destacan sus chaquetas y cazadoras con mucho brillo y estampado de números en espalda y pechera.
Además, sobre su pasarela, se vieron aires militares, british y detalles inspirados en la estética que lucen los mecánicos en los boxes automovilísticos. En cuanto al color, destaca el tono verde camuflaje, el ‘camel’ y el negro.

Cerró su desfile con una original propuesta nupcial: un minivestido confeccionado en croché y que cubría a la modelo desde la cabeza hasta la cintura. Se complementaba el conjunto con unas medias a juego.

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