La historia de Guiomar Alfaro es una historia de superación, de búsqueda de nuevas ilusiones y de perseverancia y fortaleza. Natural de Navarra, concretamente de Corella, aunque vivió hasta los 18 años en Tudela, esta mujer, madre de dos hijos, Rubén y Alexandra, se ha convertido en la gran revolución de la 79ª edición de Fashion Week Madrid, pasarela a la que retornó hace dos años y en la que ya se ha quedado como habitual. A sus 54 años, ha demostrado que la edad no es impedimento para cumplir tus sueños. Y es más, es ejemplar su trabajo y dedicación. Profesora de inglés, la moda siempre formó parte de su vida hasta que decidió tomarse un descanso. Pero volvió. Y, con esta entrevista, queremos conocer mejor a este torbellino de positividad y buena energía, así como su historia motivadora.
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Háblanos de tus comienzos en el mundo de la moda. ¿Cómo surge tu interés y la oportunidad de ser modelo?
Aproximadamente, empecé a los 18 años cuando vinimos a Madrid mi hermana gemela y yo para estudiar Filología inglesa y francesa. Empezamos a compaginar los estudios con los trabajos como modelos. Nos comíamos el mundo porque éramos gemelas, clavadas. Hicimos mucha moda. Trabajamos mucho para El Corte Inglés y otras muchas marcas. Nos querían muchísimo. También hicimos desfiles, por ejemplo, en Pasarela Cibeles. Fue increíble. Y eran los ochenta. Éramos unas jóvenes muy trabajadoras, siempre de matrícula de honor. Éramos las 'hijas perfectas' que decíamos. Mis padres decían “estas niñas no nos dan ningún problema y, además, son muy buenas, nada rebeldes”.
¿Cuántos años estuviste en activo trabajando como modelo y por qué decidiste tomarte un descanso?
Estuve trabajando hasta que me casé. Y lo dejé por los niños. Posteriormente, ya me dediqué a ser profesora. Y es que mi hermana Judit y yo nos sacamos las oposiciones a la Escuela Oficial de Idiomas en el año 1991. Desde ese momento, hemos enseñado inglés con una pasión brutal igual a la que tengo por la moda. Además, enseñamos de una forma muy peculiar, con una metodología muy clara en la que todoes práctico y los alumnos están encantados. Así llevamos más de 30 años.
Tras estas ‘vacaciones’ en la moda, decides volver a trabajar como modelo. ¿Qué te animó a ello?
Una noche, mi hijo salió de fiesta a un local para disfrutar de la noche madrileña y se encontró con Marta Martín, booker de Uno Models. Esta le dio su tarjeta y le dijo que fuera a la agencia porque les encantaba. Él se metió a Uno Models y, al año, me dijo: “mamá, si la que tienes que volver a las pasarelas eres tú”. Y pensé que por qué no. Entonces, hace unos dos años y medio casi tres, fui a la agencia, les gusté y, de ahí, fue todo fabuloso. Es decir, volví gracias a mi hijo, Rubén Serrano, que me animó a ello. Además, ha sido mi salvación para sobrellevar la menopausia, para tener otras ilusiones en la vida, pues necesitaba algo más. Y la moda con trabajos para Georges Rech, Zara, Balenciaga, Adolfo Domínguez… me ha dado ilusiones bárbaras.
¿Qué ha sido lo más difícil en este retorno?
No ha habido nada. ¡Vivo por ello! Vivo por la moda. Y sigo con la misma pasión. No hay nada difícil en este mundo.
Sin duda, volver a desfilar en Fashion Week Madrid este mes de febrero ha sido toda una revolución. ¿Cómo lo has vivido?
Ha tenido una repercusión mediática increíble que jamás pasó antes, aunque había ya estado otros años previos. Creo que fue el hecho de que retornara con mi hijo, Rubén. Que Acromatyx nos eligiera a los dos para su desfile y nos vieran juntos. Luego me entrevistó Telemadrid a través de Estefanía Esteban. De ahí, surgió el tema de la menopausia, que la moda me había salvado de ella, etc.
Yo lo he vivido con pasión absoluta, ganas de comerme la pasarela, mucha felicidad… ¡me encanta! Como dice una amiga fotógrafa, Claudia Tamara, tengo que llegar a todas las pasarelas. A Nueva York, a París, a Milán… Esta mujer saca lo mejor de mí.
¿Te esperabas tanta repercusión y que tuvieras el apoyo de tantos diseñadores?
Ya el año pasado, cuando Pablo Erroz dijo que nos quería a los dos, a Rubén y a mí, sobre la pasarela y empezó con el “like mother, like son”, fue brutal. He tenido mucho apoyo, por ejemplo, este año, de Paloma Suárez, una bellísima persona y gran profesional. También qué te voy a contar de Acromatyx, unos diseñadores que han vuelto a la pasarela este año y que han tenido la genialidad de ponerme de nuevo con mi hijo. Por otro lado, este año he tenido la ocasión de conocer a Ana Rodríguez, directora de Mercedes-Benz Fashion Wek Madrid. Y es bella por dentro y por fuera. Qué profesionalidad, qué corazón… Ha habido una química brutal entre ella y yo. El mundo necesita gente así.
Como dices, tanto en esta última edición de 2024 como en el desfile de Pablo Erroz de febrero de 2023, coincidiste en la pasarela con tu hijo, Rubén Serrano. ¿Cómo vive una madre este momento de conexión?
Con mucha ilusión y ganas. Le dije: “cómete la pasarela”. Y además, somos muy críticos entre nosotros. Es todo un honor compartir pasarela con él.
¿Tuvo relación que tú te hubieras dedicado a la moda para que tu hijo siguiera tus pasos en este sector?
Yo creo que la influencia más grande ha llegado de su hermana, Alexandra. Ella tiene casi 27 años y siempre ha sido una niña que le ha encantado la moda. Se leía todas las revistas y siempre le encantaba ir impecable. También estudió en la Carlos III como Rubén, Ben como yo le llamo. Sin embargo, mi hijo yo somos más modelos de pasarela. Alexandra lo intentó pero no es su mundo, el suyo es estar de cara al público, en ventas. De hecho, trabaja para una marca suiza de relojes de lujo, Audemars Piguet. Mi hijo es una persona muy estudiosa, demasiado diría yo. Todo matrículas de honor desde pequeñito como su hermana. Ahora, está haciendo un master de abogacía, ya que hizo un doble grado de Derecho y Bussiness Administration. Es bilingüe y ha cumplido 25 años, el 21 de febrero. Es trabajador nato, también ha escrito un libro que se llama El verdadero manifiesto, ha hecho podcast… y, además, le ha dado por la moda. Y estoy encantada con que tenga esta pasión. A ver hasta dónde llega, porque yo creo que tendría que estar en las grandes pasarelas de Milán, París y Nueva York. Lo hace muy bien.
¿Qué modelo nacional e internacional admiras?
Sin duda, a las modelos de los noventa que han vuelto con una gran garra a las pasarelas. Internacionalmente hablando, por supuesto, está Linda Evangelista, Claudia Schiffer, Naomi Campbell… Y, nacional, Judit Mascó.
Sin duda, es todo un ejemplo que la moda rompa barreras respecto a la edad de las y los modelos. ¿Crees que ya se ha logrado una inclusividad total o falta mucho por lograr?
A los 40 años, yo era muy visionaria y lo veía. Igual que veía que mi hijo tenía que terminar en las pasarelas de forma voluntaria. Veía que íbamos a desfilar. Siempre la vida ha sido una pasarela. Es más he andado muchísimo y siempre imaginaba que estaba en la pasarela. Me encanta. Y en cuanto a la inclusividad, poco a poco se va logrando. Por ejemplo, el desfile de Paloma Suárez fue muy inclusivo.
¿Qué consejos les darías a aquellos modelos que estén empezando?
Les diría que sean ellos mismos. Que no se sientan otra persona.
¿Cómo ha cambiado la moda y la profesión de modelo respecto a tu primera etapa décadas atrás?
Por ejemplo, cuando yo tenía 19, 20, 21, 22, 23, 24… y estábamos las dos gemelas, por una parte, era mejor porque éramos dos y todo fue muy fácil. Pero todo era mucho más inalcanzable. Ahora, con los móviles, con Instagram… tenemos a todo el mundo: diseñadores, directores de casting, estilistas… En su momento, estabas en una agencia y eran ellos los que te tenían que buscar todo. Ahora, con 54 años, lo veo todo tan fácil. Indudablemente, tienes que tener una personalidad fuerte, pero buena para afrontar todo esto. De hecho, bastantes personas me han contactado por las redes.
¿Cómo recuerdas el primer desfile que hiciste cuando decidiste volver a la pasarela?
El primer desfile que hicimos Judit y yo fue Evade House en Madrid Fashion Week, concretamente, en EGO (18 de septiembre de 2022). Una pasaba primero y luego la otra y la gente flipaba. Fue muy gracioso.
¿Qué trabajos destacarías en estos últimos años? ¿Y alguna anécdota?
Además de trabajar para las campañas Georges Rech, Adolfo Dominguez y Zara Pre-owned, también la firma Balenciaga me seleccionó para su desfile de Alta Costura. Fui a París en abril de 2023 para probarme el vestido con el nombre por todos los lados. Me sentía una auténtica princesa. Sin embargo, desgraciadamente, no lo pude hacer en julio porque me tocó ser suplente de presidencia de la mesa de oposición algo que nunca me había pasado. Pasé una semana sin dormir, pero es que no podía hacerlo. Se cayó la acción. Fue una pena. Y lo que son las cosas, al final no tuve que salir presidenta porque no tuve que suplir al presidente. Pero pienso que las cosas pasan por algo. Yo me llevé la experiencia de estar allá, de conocer a la gente, de conocer al diseñador Demna Gvasalia…
No solo Madrid, también Gran Canaria ha querido apostar por ti en varias ocasiones para su pasarela. ¿Cómo te sentiste?
Lo de Gran Canaria fue brutal, lo llevo en el corazón. Lo he hecho varias veces ya, pero como si lo hubiera hecho toda la vida. Lo he dado todo. Es una pasarela que es mucho más informal, me dejan ser yo misma. La gente muy calmada y relajada. Y las fotografías son espectaculares, que me da un gran subidón para la menopausia. Porque, a pesar de tener un cuerpo bonito, por la menopausia yo he tenido problemas mentales porque estás deprimida. La menopausia me hacía tener, por la mañana, ganas de llorar espantosas, pero en cuanto hacía algo de moda se me quitaban todas estas ganas, la irritabilidad… Todo desaparece porque lo disfruto a tope. Señoras y señores búsquense una pasión.
Y para terminar, ¿qué mensaje de superación lanzarías para que la edad no sea una limitación social o profesional?
El mensaje que tengo que lanzar es que seamos nosotras. Las mujeres de 50 tenemos una garra y una fuerza que yo no tenía a los 20 ni de casualidad. No es una limitación tener 54 años, es un privilegio. El salir a la pasarela y darlo todo, ser yo. Muchos diseñadores me han dicho esto: “sé tú”. La edad me han dado una fuerza impresionante.