Veni, vidi, vici… o lo que es lo mismo: vine, vi y vencí. A Karlie Kloss no le hizo falta anunciarse a bombo y platillo, tampoco la rumoreada presencia de su amiga Taylor Swift actuando durante el desfile —que culminó en ausencia—, ni siquiera ser la portadora del Fantasy Bra en lugar de Lais Ribeiro. Las luces se apagaban, la pasarela encandecía y Kloss protagonizaba el regreso más triunfal y esperado del Victoria’s Secret Fashion Show —con permiso de Candice Swanepoel—. ¿Y por qué los seguidores acérrimos de la firma y la prensa especializada tenían todos los sentidos puestos en su vuelta? Por dos sencillas razones. Por una parte, su ausencia sobre la pasarela no fue una baja, sino una retirada. La modelo de 25 años debutaba en 2011 de la mano de Victoria’s Secret, consiguiendo sus alas en 2014 como ángel oficial de la firma y colgándolas tan sólo un año más tarde. En 2015, Kloss decidía abandonar la mediática marca y los férreos compromisos profesionales que implicaban para, según anunció, poder matricularse en la New York University, estudiar código web y forjarse una carrera profesional que discurre paralela a la industria de la moda.
Por otra parte, Karlie no regresaba en calidad de ángel, sino de invitada, al mismo tiempo que protagonizaba la portada de la revista Forbes —la cabecera del universo empresarial y las finanzas— donde se reconocía su éxito como empresaria. La top model creó Kode With Klossy, con el firme propósito de poner fin a la brecha de género existente en las profesiones técnicas. Al amparo de su empresa, se organizan cursillos y campamentos de verano para adolescentes —entre 13 y 18 años— que quieran estudiar código, eso sí, destinados exclusivamente a mujeres. Además también se otorga una beca de 20.000 dólares para que 20 chicas tengan la oportunidad de formarse en ingeniería de software. "Hay tantas mujeres jóvenes que realmente pueden cambiar el mundo con este tipo de oportunidades (...) y no ven a nadie como ellas en la industria", declaraba Kloss en la publicación. Con tanto éxito cosechado y con afirmaciones como ésta, ¿cómo no íbamos a esperar su vuelta con los brazos abiertos?
Más que una cara bonita y que un ángel escultural, Karlie Kloss salía por la puerta grande del desfile de Vicoria’s Secret en dos sectores diferentes. Por una parte, con una capa de cuadros tartán que la cubrían de los pies a la cabeza, acompañada de un top bustier y unas braguitas combinadas con malla. El broche lo ponían un choker y unos legging boots de piel con secciones cut-out. Así la veíamos durante el segmento Punk Angels, protagonizado precisamente por las creaciones de Olivier Rousteing para la marca. Pero no fue el único, también estuvo presente en Winter’s Tales, espacio de inspiración étnica que abrió Sara Sampaio, donde Karlie portó unas alas convertidas en una corona de flores, una bata traslúcida en blanco y accesorios de inspiración bohemia. Su sonrisa, su naturalidad y la fuerza que emanaba sobre la pasarela nos hicieron subir al séptimo cielo.
Más tarde, la modelo pisaba la alfombra rosa de Shanghái para acudir a la tradicional fiesta celebrada por la marca. Para la ocasión, Karlie escogió un vestido negro asimétrico plagado de lentejuelas, de RTA, unos altísimos stilettos firmados por Christian Louboutin y un bolso de Tyler. Un look puramente rockero acentuado por su melena rubio platino. ¡Nos ha encantado!
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