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Ser una supermodelo internacional no debe ser nada fácil (a pesar de que en los 90 corriera el rumor de que alguna de las integrantes del Big Six había acuñado la frase: "no salimos de la cama por menos de diez mil dólares al día"), especialmente si se tiene en cuenta que la primera de todas ellas dejó el listó tan alto que nadie ha conseguido superarlo en los últimos cincuenta años: Twiggy es, según los lectores de HOLA.com, la mejor supermodelo de todos los tiempos. Un puesto que ni siquiera Cindy Crawford ha conseguido arrebatarle al icono de los años 60, a pesar de ser la única top con vocación generacional que ha dado al mundo a una mini yo para que continúe su legado, Kaia Gerber.
Hay muchos rasgos que permiten reconocer a una supermodelo: normalmente sabemos quién es sólo por el nombre de pila (Gisele, Naomi, Kate, Kendall); y en el caso de la supermodelo británica, además, el suyo se trata de un sobrenombre. Twiggy nació con el nombre de Lesley Hornby -luego cambió el apellido por Lawson, tas su matrimonio con un actor de cine-, aunque en el mundo de la moda sería más conocida por la referencia a su constitución delgadita -twig en inglés se traduce literalmente por 'ramita'-, y que convertiría su look en icono de la época gracias a la combinación entre su 1,67 de estatura, sus tres capas de pestañas postizas, y su corte de pelo, muy corto, en rubio platino y engominado con la raya a un lado.
Este estatus de icono es otro de los rasgos diferenciadores de las supermodelos: en palabras de Claudia Schiffer, una modelo, para ser top, "tiene que estar en todas las portadas del mundo, al mismo tiempo"; es decir, debe ser reconocida sea cuál sea la portada de la revista en la que aparezca. El 'look Twiggy', con sus minifaldas de colores y sus medias a la altura de la rodilla, comenzó a hacerse universal tras ser nombrada 'El Rostro' de 1966 por la prensa británica, después de convertirse en modelo ocasional para un nuevo corte de pelo a los 16 años a manos de uno de los peluqueros más famosos de Londres. La cita, que debería haber sido casual, la llevó a recorrer el mundo: un año más tarde, ya había aparecido en hasta trece ediciones diferentes de Vogue; un hito, el de la modelo internacional, que muy pocas habían conseguido en los años 60. Tras su primera visita a Nueva York para trabajar con el fotógrafo Richard Avedon, la publicación The New Yorker le dedicaría hasta cien páginas al 'fenómeno Twiggy'. Twiggy cambió la moda por el cine cuatro años después de su debut, aunque aquél breve lapso de tiempo le ha valido para convertirla en la mejor modelo de todos los tiempos.
Pero, ¿qué pasa con las demás? ¿Quiénes han cogido el relevo de Twiggy? Aunque la modelo británica consiguió convertirse en imagen de decenas de productos, el último escalón al Olimpo de las tops lo marcó Lauren Hutton unos años más tarde, al firmar un contrato multimillonario con una firma cosmética, en una alianza que duraría diez años. Los 90 también fueron años dorados para las supermodelos: el Big Six, compuesto por Claudia Schiffer, Naomi Campbell, Cindy Crawford, Christy Turlington, Linda Evangelista y, un poco más tarde, Kate Moss, convertiría la faceta de supermodelo en una profesión, y no en algo anecdótico como habíua sucedido hasta entonces.
En los años 00 llegaría la revolución del pack brasileño, con Gisele Bündchen dominando las cuotas de los contratos supermillonarios durante más de doce años, además de sus compatriotas Alessandra Ambrosio y Adriana Lima, todas ellas fichadas como Ángeles para Victoria's Secret. Las últimas en sumarse a este exclusivo club: las Insta-girls, como Cara Delevingne y Kendall Jenner, las que han cotizado más alto en nuestra votación de entre toda la nueva 'camada' de supermodelos más reciente, además de Gigi Hadid o Karlie Kloss.
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