Heidi Klum y su marido, Seal, nos presenta a su hijo, Henry

—Seal, ¿cómo se sintió cuando cogió a su primer hijo en sus brazos?
—¡Cómo mi primer hijo! Leni es mi primera hija. Al igual que a Henry, la vi formarse y moverse en el cuerpo de Heidi. Y también estuve presente en su nacimiento. Leni es mi hija y Henry es mi hijo. Soy feliz por tener dos hijos sanos y porque Henry pronto me llamará papá, igual que ya lo hace Leni.
—Ella dice papá más que mamá —dice Heidi—. Leni es la hija de su papá. Siempre está buscándole y está totalmente obsesionada con Seal. Incluso reconoce su música. Siempre quiere que él cante, y cuando lo hace, ella baila a su son.
—¿Cómo me sentí cuando cogí a Henry en mis brazos? —continúa Seal—. Lo primero que pensé: «Es una miniversión de mí. Así se debió sentir Heidi acerca de Leni. Ves a tu hijo, ves que tiene la boca de Heidi, la nariz de Leni y tus ojos castaños. Realmente, eso es fantástico».
—Heidi, ¿está Leni un poco celosa?
—Le adora, le acaricia, le besa. Por supuesto, tenemos que tener un poco de cuidado, porque ella no sabe la fuerza que tiene. Cuando yo estaba embarazada, Leni siempre iba a besar mi estómago, subirme la camisa y gritar entusiasmada: «¡Bebé¡ ¡Bebé! ¡Bebé!». Ahora ya está practicando para pronunciar el nombre de Henry. ¡Y a veces lo consigue!
—Seal, usted es muy romántico. Le pidió matrimonio a Heidi las pasadas navidades en la cumbre de un glaciar de 4.270 metros de altura, en la Columbia Británica, y se casaron en primavera en una playa mexicana. ¿Qué le regaló a Heidi para conmemorar el nacimiento de Henry?
—¿Yo? ¿Un regalo? ¿Por qué? ¿La gente hace eso? (Risas.)
—Tenemos el regalo más maravilloso: ¡un hijo sano! —añade Heidi.
—Seal, ¿cuándo va a componer una canción para Heidi?
—Quizá compuse una hace tiempo o quizá más de una. Heidi es mi primera y más querida chica. Moriría por mis hijos, como todos los padres, pero primero soy marido de Heidi y sólo después, padre.

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