Tierna imagen de la pareja con sus hijos en el jardín: la estrella del pop británico, como padre atento y feliz, sujeta a Henry, y la modelo alemana juega con Leni.
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—¿Y por eso usted pudo asistir a la ceremonia de entrega de los Premios Emmy, sólo seis días después de que el niño naciera?
—Yo misma me sorprendí de poder asistir a los Emmy tan pronto después de dar a luz. Pero, sencillamente, me sentía muy bien, y hoy algunos pequeños trucos pueden ayudarnos a seguir activos más pronto después de tener un bebé.
—¿Qué clase de trucos?
—Por ejemplo, una puede llevar consigo un extractor de leche materna o una bolsita fría para
los biberones. Pero en los Emmy terminé no necesitándolos.
—Todos han recalcado qué aspecto tan magnífico vuelve a tener usted ya.
—Bueno, aún peso unos kilos más de lo normal, pero eso es lo que se espera que suceda, ¿verdad?
Me gustaría recuperar mi antigua figura de modo natural y no haciendo excesos ni locuras con dieta o ejercicio. En realidad, ahora mismo no estoy haciendo nada por adelgazar. Después de todo, sigo amamantando. Pero pronto volveré a hacer algo de ejercicio. Como bien, básicamente cualquier cosa que me apetezca, incluso dulces, helados y frituras, pero, por supuesto, con moderación.
—Háblenos del parto. ¿Fue perfectamente normal?
—Sí, realmente tuve suerte. Fue más fácil que con Leni, quizá, simplemente, porque sabía lo
que me esperaba.
—¿Consideró alguna vez hacerse una operación de cesárea, como otras mujeres famosas?
—Nunca pensé en eso. Estaba decidida a experimentar el parto y también me daba miedo pensar que
me hicieran un corte en el abdomen, así que tuve suerte, porque el alumbramiento transcurrió sin problemas.
—Pasamos tres días en el hospital —añade Seal— y tuvimos habitaciones adyacentes, una para Heidi,
para Leni y para mí y otra para los abuelos.
—El parto empezó por la mañana —continúa Heidi— y Henry nació a las 7:20 horas de la tarde. Leni estuvo un tiempo con nosotros y luego fue muy bien cuidada por los abuelos.
—¿Y Seal cogió su mano?
—Sí, pero lo que ayuda no es coger las manos. Lo que importa es que tu compañero esté allí. Simplemente, experimentar juntos el milagro del nacimiento de un hijo. Seal cortó el cordón umbilical, como lo hizo con Leni.
—Seal, ¿qué siente un hombre en esos momentos?
—¡Oh, Dios mío, pasan tantas cosas en tu interior! Pero, para mí, nada fue más importante que ver que
Heidi y el bebé estaban bien. Ella tuvo que hacer todo el trabajo duro. Y luego, por supuesto, miras al
bebé. ¡Eh! Era un chico. No me sorprendió. Siempre sentimos que iba a ser un chico.
—Antes de que yo estuviera embarazada —añade Heidi— tuvimos ese fuerte sentimiento de que nuestro siguiente bebé sería un chico y de que le llamaríamos Henry.