Natalia Vodianova, cotizada modelo y feliz madre

Junto a Gisele Bündchen y Karolina Kurkova, forma el triunvirato más célebre del mundo de la moda en la actualidad. Es Natalia Vodianova, la ‘top’ que en su Rusia natal vendía frutas y verduras en el puesto ambulante de su abuela y que ha logrado llegar a lo más alto. La prueba es que su rostro aniñado y para muchos angelical es imagen de Gucci, es una de las embajadoras de lujo de la prestigiosa firma L’Oréal Paris y posee un contrato millonario con Calvin Klein. Pero cuando Natalia, de 23 años, termina un desfile deja de ser una cotizada modelo (sus ingresos anuales se estiman en más de cinco millones de euros) para convertirse en esposa y madre feliz. Así queda patente en la revista ¡HOLA! de esta semana, donde podemos verla junto a su marido, Justin Portman, acaudalado hijo de un vizconde inglés, y el hijo de ambos, Lucas, de tres años, en la presentación de una marca de vodka en Nueva York, ciudad en la que residen.

Feliz madre
Natalia Vodianova, que nació en la ciudad industrial de Gorki, aunque pronto se trasladó con su familia a Moscú, se quedó embarazada en plena expansión de su carrera, con apenas 19 años, dos después de que fuera descubierta por un cazatalentos de la agencia Viva: «Algunas personas me decían: “Qué mal momento para tener un bebé. Si estás apartada de los circuitos un año, el mundo de la moda se olvidará de ti”. Pero yo pensé que quería tener a mi hijo. Justin y yo nos casamos, y recuerdo nuestra boda como si fuera un sueño».
La pareja se casó en San Petersburgo, por el rito ortodoxo ruso, el 1 de septiembre de 2002 y su vuelta a los circuitos de la moda se esperó con gran expectación. «La maternidad me ha llegado muy joven, pero la estoy disfrutando muchísimo. Me pongo límites a la hora de trabajar y no disimulo mi aburrimiento ante esos cócteles interminables del mundo de la moda. A veces no he tenido más remedio que decir: “Yo desfilo, pero no puedo ir a la fiesta. Lo siento”. ¡Es increíble! Desde que tuve a Lucas, ya no me apetecía tanto estar de fiesta hasta las tantas de la madrugada», dice. Y añade: «El mundo de la moda es muy ajetreado. A veces no tienes nada de tiempo para ti y los tuyos. Pero el trabajo de modelo me permite conocer lugares y gente estupenda y es una oportunidad única que hay que aprovechar».

No olvida la modelo sus orígenes humildes, y consciente de lo afortunada que ha sido, quiere ayudar a los demás, especialmente a los más pequeños. Por eso, el pasado año fundó The Naked Heart Foundation, una asociación benéfica con la que pretende construir 500 centros de acogida para niños rusos sin recursos: «Es importante que estos niños se puedan distraer y olvidar sus problemas y sufrimientos diarios, y también es fundamental que para ellos también existan lugares donde reinen la alegría y las risas».

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