Según la colorimetría, la ciencia que estudia los colores, las relaciones entre ellos y como los interpreta el ojo humano, hay tonalidades que, dependiendo del tono de la piel y el cabello favorecen más a unas personas que a otras. Aunque esta interpretación depende, en buena parte, de los gustos y la percepción de cada persona, existen algunas reglas que convierten estas premisas en ciertas. Un ejemplo es el del azul. Aunque este tono favorece a buena parte de las mujeres, dependiendo de sus matices sentará mejor a unas que a otras.