El 2 de junio de 1953 Gran Bretaña vivía un día histórico al celebrar la coronación de Isabel como reina de Inglaterra, quien, como todos sabemos, continúa actualmente en el trono a sus 94 años. La ceremonia, que requirió más de un año de preparación, tuvo lugar en la Abadía de Westminster, y supuso una auténtica revolución al ser retransmitida por televisión, puesto que era la primera vez que se podía ver en directo un acontecimiento de este tipo. De esta forma, personas de todo el mundo pudieron apreciar la magnitud del evento, la majestuosidad del interior del emblemático edificio religioso y, por supuesto, el fabuloso look que escogió la soberana. Aunque, sin duda, el vestido fue el absoluto protagonista, los accesorios que le sumó no se quedaron atrás, y sus famosas sandalias siguen siendo pura tendencia a día de hoy.
Este vestido pasó a la historia no solo por ser lucido en aquel momento, sino porque la Reina se lo llevó a su posterior tour por la Commonwealth para ponérselo en la apertura del parlamento de cada país. A modo de curiosidad, lady Pamela Hicks, por aquel entonces dama de compañía de Isabel II, contó que esta creación contaba con su propio camarote en el barco. Se trataba de un impresionante diseño de Norman Hartnell, quien también firmó su look nupcial, en tono crudo con escote corazón, manga corta y gran falda corola. Estaba bordado con aplicaciones de cristales y pedrería metalizados que conformaban motivos florales. Para acompañarlo, se calzó unas sandalias hechas por el francés Roger Vivier, creador de la marca de calzado homónima que a día de hoy sigue marcando tendencia.
Se trataba de un par de piel dorada que agregaba una flor de lis en el empeine, emblema que decora la Corona de San Eduardo y la Corona Imperial del Estado, y contaba con el tacón cuajado de rubíes. A modo de curiosidad, como las sandalias debían ser altas, el diseñador ideó una plataforma oculta para reducir el arco del pie y que Isabel estuviera más cómoda a la vez que mantenía la estabilidad, algo imprescindible en un acto tan relevante. A pesar de que han pasado 64 años, este modelo sigue siendo un emblema para la firma, hasta el punto de que esta temporada lo reinventan para hacerlo algo más sexy y actual.
Gherardo Felloni, su director creativo, ha recuperado este diseño, bautizado como Vivier Queen Strass, evidentemente en honor a la reina de Inglaterra. En en esta ocasión, el tacón se eleva hasta los 10 cm para estilizar su silueta, además de presentarse en una amplia variedad de materiales y colores. Eso sí, la flor de lis con cristales se sigue manteniendo como seña de identidad.