Meghan Markle se decanta en esta ocasión por una tendencia innovadora en su vestidor premamá: un vestido con brocados tornasolados y metalizados de aspecto envejecido. Lo presenta en un modelo midi, al que acompaña un abrigo blanco de Amanda Wakeley que no es nuevo (1.039 euros).
Como complementos, llevó salones de Paul Andrew y clutch de Gussie. Sorprendentemente y aún siendo un acto celebrado en interiores, la esposa de Harry de Inglaterra sí lleva en esta ocasión medias.