Para la ocasión, Máxima de Holanda recuperó uno de sus looks de gala preferidos, protagonizado por un vestido de Claes Iversen en tono teja con escote asimétrico decorado con pequeñas aplicaciones geométricas.
Máxima completó el estilismo con la tiara bandeau, conformada por una hilera de diamantes rosas, pero lo más llamativo fue el broche de la reina Emma que agregó, ya que era la primera vez que lo lucía.