Recordemos que en 2013 llevó un vestido tipo esmoquin, en 2014 recurrió a la sencillez de un modelo sin opulencias y un año más tarde innovó con un mono. En 2016 optó por un estilismo en riguroso negro, escotado y a la altura de la rodilla, y en esta nueva edición, recurre a un modelo más recatado, de cuello redondo y falda plisada con volumen que recuerdan a las siluetas que se estilaban en los años 50. Como marcan las tendencias de pasarela para esta temporada, la Reina apuesta por el total look en azul noche, combinando unos zapatos de ante en la misma tonalidad firmados por Magrit. Sin embargo, rompe la monocromía con un bolso de mano negro con detalle joya en el cierre, desafiando así a los que dicen que estos dos colores son incompatibles.