No cabe duda de que la reina Letizia es un referente de moda para todas nosotras, con sus estilismos de trabajo e incluso de calle, que comprenden desde prendas asequibles en tendencia hasta creaciones españolas de origen sostenible. Su armario cotidiano es pura inspiración, pero es imposible negar que nos gusta mucho más verla enfundada en imponentes vestidos de gala (hechos a medida para ella) con tiaras históricas de la familia real. Con motivo de su 52º cumpleaños, este 15 de septiembre, hemos querido repasar los looks de gala más deslumbrantes que ha llevado desde la proclamación de Felipe VI.
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Radiante en Dinamarca (2023)
En noviembre de 2023, para el banquete de Estado en el palacio de Christiansborg (Copenhague) organizado en honor a don Felipe VI y doña Letizia, ella quiso rescatar una creación de quien fuera su modisto de cabecera, Felipe Varela: un vestido con anchos tirantes y ricos bordados de hojas en hilo y cristal en tonalidades marino, Prusia y zafiro. Para realzar aún más esta creación que ha llevado en varias ocasiones, ha recuperado la tiara flor de lis, una joya creada en 1906 por la firma española Ansorena y que está confeccionada en platino y brillantes con charnelas, formando motivos vegetales como la flor de la dinastía borbónica que le da nombre.
Moda asequible en Suecia (2021)
Durante una visita de Estado, doña Letizia presumió en Estocolmo de este vestido confeccionado en poliéster reciclado y tul azul medianoche, sacado de la cápsula Conscious de H&M, que se rige bajo parámetros de producción sostenible. De ahí que su precio rozara los 300 euros, algo más de lo que suele costar un vestido cualquiera de la misma marca. En principio solo parecía un bonito guiño a la moda del país anfitrión, pero hacía falta ir más allá. ¿Dónde lo había visto doña Letizia primero? ¡En el armario de la princesa heredera Victoria!
Sobre su cabeza, la tiara de lis que lució a su vez en DInamarca. ¿Por qué se ha decantado más por esta tiara últimamente? Resulta que esta esconde un simbolismo importante: fue un regalo de Alfonso XIII a la reina Victoria Eugenia con motivo de su enlace. Más tarde, la heredaría doña Sofía, quien la reservaba para las ocasiones más importantes. Además de ello, llevó sus magníficas pulseras gemelas de brillantes, de Cartier, con los pendientes de chatones.
Una favorecedora silueta péplum (2023)
El 3 de mayo de 2023, durante una cena de gala en Madrid con motivo de la visita del presidente de Colombia, Gustavo Petro, la reina Letizia confió en el color rojo, su gama cromática de acierto seguro. Optó por un vestido sencillo (pero favorecedor) de cuello a la caja, falda acampanada y con detalles de volantes sobre sus hombros y a cada lado de sus caderas, los cuales crean un efecto de silueta péplum. Es una creación de Carolina Herrera, que complementó con unos salones peep toe con plataforma a juego, de Magrit.
El toque final, a contraste con lo recatado del vestido fue la tiara floral de Mellerio, una de las favoritas entre las siete que tiene a su disposición. Realizada en platino y diamantes por la histórica joyería Mellerio en París, en 1867, esta tiara está compuesta por tres flores, siendo la central de mayor tamaño, con su tallo y sus hojas. Fue un regalo a doña Sofía con motivo de su boda por parte del Gobierno español de la época.
El debut de la tiara rusa (2018)
En noviembre de 2018, los Reyes ofrecieron una cena de gala honor del presidente de China, Xi Jinping, y su mujer, Peng Liyuan. Allí, doña Letizia lució un vestido negro y ajustado, de manga larga, cuello cerrado y con cola, firmado por Felipe Varela, al que también sumó las pulseras gemelas de Cartier, como acostumbra en sus citas más elegantes, y los pendientes de chatones del joyero real. El protagonismo de este look tan sobrio se cedió, no obstante, a la espectacular tiara rusa.
Realizada en platino, perlas y diamantes, debe su diseño a los tradicionales tocados rusos, los kokoshnick. Perteneció a la reina María Cristina, quien la usó por primera vez en 1906. Tras su muerte, la heredó su hijo, el rey Alfonso XIII, quien, a su vez, y con motivo de la boda de su hijo, don Juan, con doña María de las Mercedes, futuros Condes de Barcelona, se la regala a su nuera en 1935. La reina Letizia la lució por primera vez en noviembre de 2018, pero la rescató una vez más en 2021, durante un viaje de Estado a España del entonces presidente de la República Italiana.
Alta costura en Japón (2019)
Los Reyes viajaron hasta Japón con motivo de la entronización de Naruhito, el 126º emperador nipón, una ocasión señalada e histórica para la cual doña Letizia recurrió a un vibrante vestido de gala en color rosa chicle con bordados florales en color blanco, que se sitúan estratégicamente en la cintura para realzar la figura. Se trata de un diseño a medida, de Carolina Herrera, que se despliega a la altura de la cintura mediante una falda de princesa. Lo combinó con un bolso de mano frambuesa, el modelo Scala Insignia de CH Carolina Herrera (450 euros).
Las alhajas más significativas
En vista de la magnitud del evento que reunió a tantas Casas Reales en Japón, la reina Letizia decidió ponerse la Tiara de Lis, la más significativa de la Casa Borbón, que es bautizada por llevar el emblema de la familia. Esta alhaja fue un regalo de Alfonso XIII a la reina Victoria Eugenia con motivo de su enlace, que ha llevado en numerosas ocasiones también la reina emérita doña Sofía desde que la mostrara en una Visita de Estado de los homólogos suecos en 1983.
Como pendientes, sacó de cajón unos de diamantes con talla orla montados en garra, los mismos que llevó la infanta Cristina en su boda con Iñaki Urdangarin. Originariamente, pertenecieron a la reina Victoria Eugenia, como también las pulseras gemelas de Cartier.
Flores metalizadas
El 13 de febrero de 2019, los Reyes recibían en el Palacio Real de Madrid al presidente de la República del Perú en una cena de gala, para la cual doña Letizia recuperó el diseño de cuento con el que triunfó en la preboda de los príncipes de Gales, en 2011. Es un romántico vestido en tonalidad malva de escote corazón, cuerpo entallado y falda voluminosa, que destaca por sus delicados bordados florales. Sobre el pecho, llevó la Orden al Mérito por Servicios Distinguidos, una banda que recibió en 2015 de las manos del expresidente peruano Ollanta Humala.
La Reina coronó este recogido bajo con su tiara preferida, la diadema floral de Mellerio en platino y diamantes, cuya estructura de guirnalda se compone por una flor central, dos de menor tamaño a sus lados y hojas decorativas. La acompañó de otras joyas de peso, el par de pendientes que llevó en su boda con el por aquel entonces príncipe Felipe, uno de los llamados brazaletes 'gemelos' de Cartier, acompañantes fieles en sus puestas de largo.
El estreno de la tiara de Cartier (2018)
El primer día de visita oficial del presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, en abril de 2018, culminó con la tradicional cena de gala ofrecida en su honor y en la cual la Reina impactó con un nuevo diseño de alfombra roja, firmado por Ana Locking, que le vimos a la actriz Marta Nieto en los Premios Feroz 2017. Hablamos de un vestido azul medianoche adornado con decenas de perlas bordadas en relieve y con unos cut-outs estratégicos que desvían la atención a la zona de los brazos y la espalda, así como a la falda que desvela las piernas de doña Letizia por medio de una abertura.
Este look estuvo coronado por una de las 'joyas de pasar' más especiales de la Casa Real: aquí, la Reina eligió por primera vez la tiara de Cartier, diseñada por la casa francesa bajo inspiración art-decó para la reina Victoria Eugenia en 1907. Lleva siete enormes perlas, seis en cada roleo vegetal abrazada por círculos de diamantes, y la séptima coronando la pieza, cuya base es de platino. Con el tiempo, el rey Juan Carlos la recuperó para regalársela a la doña Sofía, y no solo ella la ha llevado en multitud de ocasiones sino que también se la vimos a la infanta Cristina en la boda de Victoria de Suecia con Daniel Westling.
'Rojo Letizia' en Buckingham (2017)
En el marco del viaje de Estado que hicieron los Reyes en 2017 a Reino Unido, concretamente para asistir a la cena de gala que se celebró en el palacio de Buckingham, la esposa de Felipe VI escogió un elegante vestido de Felipe Varela en potente color 'rojo Letizia', de corte sirena y escote bardot con cola de tul y bordado en hilo y cristal amapola, rubí y rosa. Su desbulmbrante colofón: la tiara Flor de Lis, especialmenre simbólica para el linaje Borbón.
Mantón de Manila (2017)
En honor de la visita de Estado del entonces presidente del Estado de Israel, los Reyes de España ofrecieron una cena de gala en el Palacio Real, en la cual la Reina se decantó por un dos piezas de Lorenzo Caprile, compuesto por cuerpo negro tipo corsé que se realza con detalles de cristal al tono y una falda de sirena con bordados florales en color blanco, inspirada en los tradicionales mantones de Manila. Siguiendo el motivo floral de la falda, incorporó la diadema de Mellerio, y la acompañó con las pulseras gemelas de Cartier y unos pendientes largos con perlas que estrenó en la boda de la Infanta Elena con Jaime de Marichalar, en 1995.
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Su primera gala como Reina (2014)
Doña Letizia debutó como futura princesa de Asturias en la boda de Federico y Mary de Dinamarca y, por simple coincidencia, su primera aparición en calidad de soberana también tuvo lugar en Copenhague, solo que ocho años después, para el 75 cumpleaños de Margarita de Dinamarca. La Reina debutó su título estrenando un vestido bicolor de Felipe Valera compuesto por capas festoneadas y con preciosos motivos florales, al que añadió un mantón de Manila negro, que le colgaba del brazo. Y aunque le sentó como un guante, lo más imponente del look fue la tiara, un aderezo que estuvo desde el año 2006 en su cajón sin ver la luz.
Esta tiara, un regalo de Felipe VI a su entonces Princesa, fue realizada en oro blanco con pequeños roleos en media luna y lleva engastados cuatrocientos cincuenta diamantes talla brillante y cinco pares de perlas australianas, que van en disminución de tamaño, pero que se distinguen por su forma exacta y perfecta al haber sido elegidas entre 3.000 gemas. Su parte central, que es desmontable y se ha usado con frecuencia como broche para la sujeción de su banda, recrea el emblema heráldico de la dinastía Borbón.