Si pensamos en el diseñador responsable de una moda enérgica y exuberante cuyo leitmotiv ha sido replicar las pieles de la fauna en la ropa, Roberto Cavalli es el primer nombre que se viene a la cabeza. Su firma, nacida en Florencia, se ha convertido en una marca reconocida a nivel internacional gracias a su estilo basado en el exceso, en la elegancia exótica y bohemia que son el sello inconfundible de la marca de lujo. Hoy viernes 12 de abril de 2024, a los 83 años, Roberto Cavalli fallecía en Florencia, lugar en el que se encontraba retirado, para ser recordado como el fundador de una de las firmas de referencia que ha hecho del Made in Italy un fenómeno a nivel global. Es quizás la herencia más significativa que deja el italiano su patentada técnica de estampar el cuero, algo que le hizo distinguirse del resto de diseñadores y alcanzar la fama internacional.
Nacido en Florencia el 15 de noviembre de 1940, el diseñador creció en un entorno en el que el arte tenía un peso fundamental ya que su abuelo, Giuseppe Rossi, era un pintor impresionista. Figura que sin duda influyó en la pasión por el color que heredaría su nieto y que enseguida puso en práctica matriculándose en la Academia de Bellas Artes de Florencia. Fue la experimentación con la pintura y los tejidos lo que realmente aviva su afición decidiendo especializarse en aplicaciones textiles de la pintura, lo que sentaría la base de su estilo ya que empieza a decorar sus primeras piezas y a patentar su técnica de estampar en el cuero, lo que despierta el interés de Hermès o Pierre Cardin.
Con treinta años de edad el diseñador vive su primer éxito ya que presenta en París su primera colección con los colores y técnicas que lo encumbrarían como uno de los diseñadores italianos más importantes. Sus prendas llenas de color y estampados que se inspiran en la naturaleza son el preludio de su marca, los primeros dibujos que terminarían llenando pantalones, cinturones, brocados... La buena aceptación por parte de la crítica le lleva a abrir en 1972 en Saint-Tropez su primera boutique de alta moda, la primera de un imperio que cuenta con tiendas, restaurantes, discotecas y, próximamente, un hotel en Dubai.
Una de las personas a las que Roberto Cavalli debe su fama, es Eva Düringer, finalista de Miss Universo con quien se casó y tuvo tres hijos, lo que le llevó a alejarse de su carrera como diseñador dedicándose a su familia. Una vez su esposa deja su carrera como modelo se convierte en colaboradora de la firma y a principios de los años 90 la pareja vuelve a trabajar en las colecciones retomando su intensa actividad, una etapa que inicia en 1994 con el desfile en Milán en el que presentan vaqueros envejecidos con chorros de arena, prendas que se vuelve de las más buscadas en el mercado internacional.
Es un sello de Roberto Cavalli trabajar con las texturas. Además de la arena aplicó también lentejuelas a los pantalones creando un vaquero en el que se desarrollan diseños que imitan las pieles animales como la de cebra o de leopardo. El diseñador vuelve a trabajar con piel y empieza a experimentar con diferentes coloraciones volviéndolo su tejido favorito y, por ende, el distintivo de su marca. El éxito sigue en ascenso y la firma se expande creando en 1998 Just Cavalli, una línea joven algo más asequible que vende accesorios, gafas de sol, colonias o relojes y que se difunde de tal manera que hace del negocio que empezó por la boutique de Saint-Tropez una multinacional de la moda de lujo.
Además de tiendas, la marca abre cafés, discotecas, showrooms e incluso inicia a colaborar a partir de 2007 con la industria de la música. Christina Aguilera, Jennifer López o las Spice Girls son algunas artistas que llevan ropa del diseñador para sus conciertos teniendo además como embajadores de marca a celebridades como Beyoncé, Michael Jackson, Madonna o Lenny Kravitz. Es tal la influencia de la marca que en 2010 el diseñador aprovecha el 40 aniversario de su firma para lanzar una edición limitada en la que aparece la Denim Collection St Tropez, línea inspirada en los primeros vaqueros del diseñador de los años 70 y 80.
Al dejar la dirección creativa de su marca, Peter Dundas fue el primer diseñador escogido para continuar la carrera del florentino. Sin embargo el noruego no haría carrera en la firma más allá de un par de años ya que sus propuestas, de tinte más hippie, se alejaban un poco de la identidad glamurosa que identifica a Roberto Cavalli. Para sustituir a Dundas, Paul Surridge, graduado por la prestigiosa escuela Central St. Martins, continuó la obra de la icónica firma desde 2018 hasta 2021. Entonces fue Fausto Puglisi el elegido para cuidar, hasta la fecha, la artesanía italiana mientras respeta el patrimonio siempre de espíritu sobrecargado y barroco con el toque seductor que llevó al éxito, décadas antes, al propio fundador, Roberto Cavalli y que le incluye en el panteón de los grandes diseñadores de moda.