Todos estamos de acuerdo en que, antes de 2018, cuando todavía no mantenía una relación sentimental con Travis Barker, el estilo de Kourtney Kardashian hacía gala a su apellido. Si repasamos la hemeroteca comprobamos que la celebrity era asidua a lucir conjuntos ajustados que resaltaran sus curvas, y los elementos punk y roqueros que le vemos llevar hoy en día apenas existían en su armario. Otra de sus amigas, Megan Fox, también pasó por el mismo aro: al comenzar a salir con Machine Gun Kelly, instaló en su vestuario guiños estilísticos propios de su pareja. El fenómeno no nos sorprende, y no lo hace porque cualquiera de nosotros puede verse reconocido en ese patrón. Conocer a alguien y querer mimetizarse con su estilo, o en su defecto, querer que coordinen con el tuyo, es una tendencia habitual que, admitimos, cuesta reconocer, pero la mayoría adoptamos.
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Esta inclinación viaja mucho más allá de simplemente querer vestir como tu pareja y unirse al twinning. Que llegue un momento en el que casi podáis compartir armario parece guardar todo un entramado psicológico detrás que va mucho más allá de esa tendencia de vestir como tu alma gemela. Rosalía y Rauw Alejandro lo hacían cuando estaban juntos, Hailey y Justin Bieber (excepto en la afamada fiesta de Rhode, en la que ella iba de punta en blanco y él, sencillamente, no) también podrían hacerlo, e incluso, si echamos la vista atrás, Britney Spears y Justin Timberlake protagonizaron uno de los momentos de mayor twinning en la gala de los American Music Awards de 2001 luciendo, al compás, looks de tejido vaquero de pies a cabeza. Sin embargo, hay un momento que merece especial análisis: ese en el que estás conociendo a alguien e intentas imitar su estilo, adaptándolo a tus códigos, para gustarle más... o cuando ya lleváis un tiempo conociéndoos, e intentas que sea la otra persona la que se ajuste al tuyo. Digámoslo: esto pasa. Y es el suceso que tiene revolucionado a TikTok, que, bajo el hashtag #girlfriendeffect analiza el impacto que una pareja puede tener en tu estilo de vida. Parece que mucho, pues las publicaciones que lo analizan suman ya más de 150 millones de visitas.
'Girlfriend effect': ¿por qué se llama así?
Es importante destacar que el nombre escogido para el hashtag igual no es el más adecuado. Que se refiera solamente a la mujer daña bastante al feminismo, sin embargo, si queremos verlo desde otro punto de vista, más allá de que pudiera parecer a algunos un acto de control, lo cierto es que, en el papel que desempeña en la sociedad patriarcal, a menudo se le ha relegado a la mujer la potestad de escoger el look diario de su pareja, sobre todo, en las relaciones más maduras. Pensemos en generaciones anteriores a las nuestras y analicemos la relación que la mujer ha tenido siempre con la moda, y la que ha tenido un hombre. No hablamos de tendencias, sino del día a día, de todo lo que hay detrás... las tareas del hogar, quién ha estado más tiempo en casa organizando la lavadora, la plancha, y hasta el cambio de armario. Sí, puede que los usuarios de la red social hayan apodado de esta manera al fenómeno porque, desafortunadamente, siempre se tiende a verter las cuestiones estilísticas en la mujer (incluso ahora, en un contexto en el que la mayoría de diseñadores de las marcas de lujo son hombres).
Entrando en el contenido de los vídeos, muchos de los que vemos bajo el hashtag #girlfriendeffect narran ese patrón por el cual muchos tendemos a modificar nuestra vestimenta según a quién estemos conociendo. Y sí, sucede más entre mujeres. Hacerlo guarda sentido, básicamente, por nuestra existencia como seres relacionales. En el caso de las mujeres, además, se suma todos los cánones a los que se encuentran sometidas, y a ese deseo de querer complacer siempre que se les ha inculcado. Pero en mayor, o menor medida, nos pasa a todos, independientemente del género. "Cuando estamos conociendo a alguien podemos adoptar su estilo, y también sus gestos y expresiones. Esto ocurre porque somos seres sociales y tenemos un deseo innato de conexión y pertenencia. Cuando dos personas se asemejan en su comportamiento, lenguaje corporal o incluso en la elección de palabras, la comunicación fluye más fácilmente y se crea un ambiente de confianza" nos explica Natalia Romero, psicóloga sanitaria de Natalia Romero Psicología (C/ Eloy Gonzalo, 38) y experta en gestión emocional, estrés y ansiedad y trabajo de autoestima y desarrollo personal.
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Vestir igual que otra persona como garantía de conexión
Puede que ya hayas escuchado hablar de ello. El 'efecto camaleón' es un patrón de comportamiento por el cual, a través de esta imitación, logramos mayor sincronía con la otra persona. Teniendo en cuenta esto, entonces encontramos más sentido a que suframos ese #girlfriendeffect, como continúa explicándolo la psicóloga: "cuando conocemos a alguien que nos interesa, nuestro cerebro activa un mecanismo de imitación, aumentando así las posibilidades de ser aceptado por ese individuo y por su entorno". Eso sí, también conviene destacar que, del mismo modo que al principio puede ser altamente efectivo, hay que tener en cuenta que las capas van cayendo y que debemos ser fieles siempre a nuestra manera de ser "a medida que pasa el tiempo es crucial que mostremos nuestra esencia y actuemos con autenticidad, ya que adoptar un estilo únicamente por agradar, puede hacer que nos perdamos a nosotros mismos. Las relaciones más sólidas se basan en la autenticidad y la aceptación mutua", concede.
Si algo queda claro es que querer vestir igual no suele ser algo meditado por ambas partes, sino que es un acto que responde a esa necesidad psicológica de buscar encajar siempre en un grupo, o en el caso de las parejas, con una persona. Eso explica también que, cuando se trata de recurrir a un personal shopper que asesore en estilo, el porcentaje de personas que contratan este servicio lo hagan de manera individual, como nos cuenta también la personal shopper, Marta Escoda (www.emquedabe.com): "Por lo general, trabajamos en servicios para hombres y mujeres de manera individual, incluso cuando se trata de miembros de la misma familia". En este caso sería un acto consciente, propiciado por la búsqueda de un cambio de estilo, falta de conocimiento en moda, pereza a la hora de buscar un look para un evento, o simplemente para conocer la ropa que mejor te sienta. De hecho, cuando un personal shopper recibe una petición de vestir a una pareja, no recurre a la imitación, sino más bien, como Marta Escoda nos comenta, "mi enfoque sería coordinar los tonos de manera armoniosa, es decir, en lugar de optar por colores idénticos buscaría crear cohesión entre ambos looks a través de tonos similares o complementarios". Cada uno, por supuesto, con la ropa que mejor le sienta y acorde a su estilo, adaptándose al dress code del evento.
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Decir que la moda juega un papel fundamental en nuestras relaciones es una evidencia. Basta con diferenciar esos códigos de vestimenta que hay que seguir para pertenecer (o parecer que perteneces) a unos círculos sociales y económicos o a otros. Aunque los valores de las nuevas generaciones reclaman dejar de hacerlo, y parecen estar consiguiéndolo, todavía juzgamos a las personas por su apariencia. A la hora de comenzar una relación con alguien esto sucede con frecuencia. ¿En cuántas películas has visto que un protagonista no sale con otro por su vestimenta o por la clase social de su familia? Está claro que las etiquetas nos importan, aunque finalmente (y por suerte), no sea lo que acabemos valorando más: "Como pasa con el físico, la forma de vestir es de lo primero que vemos de una persona, y podemos generar una primera impresión a través del estilo que percibimos.
"Las primeras impresiones pueden llevarnos a conocer o a rechazar al otro, pero son eso, primeras impresiones. Para conocer a alguien en profundidad, tenemos que ir más allá de lo que está en la superficie. Si te gusta la moda, que a tu pareja también le guste aportará valor a la relación ya que será algo compartido, pero por sí solo, no es suficiente para sostener la relación", explica la Natalia Romero, que además concluye: "Diría que el papel que juega la moda en nuestras relaciones, está determinado por lo importante que sea la moda para cada uno de nosotros. Si una persona muestra cero interés por la moda, probablemente no será un aspecto que valore ni afecte en sus amistades o potenciales parejas".