Los príncipes de Gales retomaron oficialmente su agenda de compromisos este fin de semana con la conmemoración del aniversario de la muerte de Isabel II el pasado viernes 8 de septiembre, cuando se realizó una misa en su honor en la catedral de St. David. Allí fuimos testigos de una imagen puramente otoñal por parte de Kate, que pasó del colorido estival a los tonos más sobrios de la paleta sin que nosotras aún hayamos hecho el cambio de armario. Pero quizá esto nos venga bien porque la nuera de Carlos III se presenta con sus looks como la mejor inspiración para la vuelta al trabajo.
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La princesa de Gales se enfunda en un traje blanco impoluto
Este sábado, la princesa de Gales hasta Marsella, Francia, para animar a La Rosa de Inglaterra, su selección nacional, que consiguió vencer a la equipación de Argentina en este partido de la Copa Mundial de Rugby. Y si bien hemos visto tanto a Guillermo como a Kate darlo todo en el campo con sus uniformes deportivos en ocasiones anteriores, esta vez ella se decantó, como mera espectadora del encuentro, por un traje de lo más refinado en blanco impoluto que personifica su estilo sencillo aunque impactante.
Este conjunto de sastrería se compone de una americana estructurada de hombreras pronunciadas con un único cierre de botón que marca la cintura de Kate. Bien entallada a su figura, la chaqueta, firmada por Alexander Mcqueen, armoniza el corte más ancho de sus pantalones de traje. En sintonía con el resto del atuendo, no dudó en rescatar sus salones (también blancos) de Gianvito Rossi, que le hemos visto muchas veces en el pasado.
Diamantes como toque final
Esa misma elegancia de su ensamblaje sastre se reflejó en la elección de accesorios, los cuales apenas amenazan con romper el equilibrio cromático de estas impecables piezas. En cuanto al bolso, que claramente no debía ser demasiado grande ni muy pequeño, escogió el modelo perfecto: un diseño tipo pouch de delicada piel trenzada en color crudo.
Sus deslumbrantes joyas, que no acaparan la atención mas sí aportan el brillo justo y necesario para resaltar, pertenecen a la colección Empress de la casa Mappin & Webb. Son unos sutiles pendientes de gota realizados en oro blanco de 18 quilates con pequeños diamantes, a juego con su collar.
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Kate sabe balancear como una profesional la seriedad de un look con detalles más juveniles o de tendencia. En este caso, la tonalidad del traje ayudó a iluminar su rostro y crear un aspecto de figura estilizada, mientras que su melena suelta, peinada en ondas suaves, aportó un aire fresco y más relajado al estilismo en su conjunto. Es el tipo de equilibrio al que apuntamos cuando nos preparamos para la vuelta a la oficina, donde la sobriedad es un componente clave de cada look sin ser por ello el que prima.