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Hablar de Charlene de Mónaco es hablar de moda. La Princesa, la royal que más gastó en ropa en 2022 (con una inversión para renovar su armario de 739.541,52 euros), sabe cómo captar toda la atención con sus elecciones. Sin embargo, podría decir que su gusto es inesperado e impredecible: tan pronto opta por transgresores diseños como que hace suyo el minimalismo e, incluso, la sobriedad más extrema. Ejemplo de lo primero lo podemos comprobar sin viajar mucho en el tiempo; concretamente, durante el Gran Premio de Fórmula 1 en Montecarlo donde lució una propuesta con originales bandas que formaban un arcoíris. Sin embargo, esta elección nada tiene que ver con la que mostró ayer en su retorno a la alfombra roja.
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-Cuando las 'royals' se convierten en las estrellas de la alfombra roja: de Cannes a la gala MET
Nuevo momentazo sobre la alfombra roja
Charlene no es una amateur en pasear por una alfombra roja. Por ejemplo, la hemos podido ver no solo en las principales fiestas monegascas, sino también en galas tan internacionales como los Oscar o el Festival de Cine de Cannes. Ayer, la esposa del príncipe Alberto retorno a una red carpet para participar en la entrega de los premios Nymphes D’Or en la clausura del 62º Festival de Televisión de Montecarlo. Una cita en la que coincidió con el actor Josh Duhamel, haciendo que su imagen juntos se haya hecho viral.
Su imagen más sobria y minimalista
Para esta gran cita, Charlene ha dejado guardado en su armario su espíritu más transgresor que consigue con innovadores diseños, pues ha querido mostrar su imagen más sobria y minimalista. Sin perder un ápice de elegancia y sofisticación, la Princesa ha llevado un vestido de color azul marino, sin mangas, con escote en pico con solapas de estética sastre y falda con maxiplisados.
Un vestido de una firma con la que se siente muy cómoda
Eso sí, a pesar de huir de su imagen más innovadora, Charlene de Mónaco ha querido ir sobre seguro al decantarse por una creación de una de sus firmas de cabecera, Akris. De este sello fundado en St. Gallen (Suiza) por Alice Kriemler-Schoch en 1922, navega en el pasado, pues el vestido azul marino que llevó ayer es de otra temporada, no de la presente ni de una futura.
El truco para no ser la más sobria
Sin embargo, aunque la sobriedad sea lo primero que percibimos en Charlene de Mónaco en este retorno a la alfombra roja, la Princesa recurre a un truco que (casi) lo cambia todo: lucir grandes piezas de joyería. De este modo, entre los 'joyones' que llevó durante la jornada de ayer, llama especialmente la atención su gargantilla con forma de babero triangular que mezcla piedras de color amarillo y diamantes. A juego, unos largos pendientes a juego hacen que su rostro brille con una luz muy especial. Y tampoco pasa desapercibido su brazalete, en sintonía con el resto de creaciones.
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