Quienes son seguidores de la alta relojería saben el valor que tuvo para Marilyn Monroe el icónico diseño de Blacpain que adornaba su muñeca. Era un diseño art deco creado en platino y engarzado con 71 diamantes redondos y dos diamantes de talla marquesa. Una pieza que le pudo haber regalado su tercer marido, el escritor Arthur Miller, y se convirtió en uno de los grandes éxitos de Berthe-Marie Fiechter —más conocida como Betty—, la CEO de la firma y también la primera mujer que presidió una casa relojera suiza. Esa relación de la Manufactura con los diamantes, los mejores amigos de las mujeres según la tentación rubia, continúa, pero evoluciona en el nuevo modelo Ladybird, uno de los relojes-joya más emblemáticos.
Un reloj con más de 60 años de historia
En 1956, Betty Fiechter creó junto a su sobrino Jean-Jacques Fiechter, un reloj provisto del movimiento redondo más pequeño del mundo (tenía 11,85 mm de diámetro) al que llamaron Ladybird. Una pieza revolucionaria que no solo se ha convertido en uno de los relojes más emblemáticos de la firma, también en la representación más clara de la relojería de lujo. Por eso no sorprende que cada año Blancpain reinvente esta pieza en la colección Ladybird Colors, presentando nuevas versiones llenas de personalidad y estilo que homenajean los éxitos de su creadora.
Azul noche, verde pavo real, verde bosque, lila o turquesa son los tonos en los que se tiñen los números romanos del reloj y, también en los que están disponibles los brazaletes que combinan con estos modelos, disponibles en oro rojo o blanco. Colores que combinan fenomenal con la esfera de nácar perlado con 70 diamantes engastados, y la caja de los nuevos Ladybird Colors, con un tamaño de 34,9 mm de diámetro, cuenta con 59 diamantes. Piezas con un engaste de alta gama, realizado a mano, para ofrecer un brillo espectacular.
Además, la Manufactura ha incluido en estos diseños dos nuevas complicaciones: el segundero pequeño y la fase lunar. Dos detalles que se localizan en la parte inferior de la esfera. Ambos, dotados de una reserva de marcha de 4 días y de una espiral de silicio, se han creado para medir el tiempo en el día a día con precisión, comodidad y mucho estilo.
Mujeres y joyas
Pero entender a Blancpain y su savoir faire es entender la historia de Berthe-Marie Fiechter. Betty nació en 1896 en Villeret, Suiza. Era hija de Jacob Fietcher, copropietario de Manufacture d’Ébauches Compliquées Eugène Rahm, una pequeña empresa dedicada a crear el movimiento de los relojes. Tal vez por eso no sorprende que desde muy jóven mostrara interés por un sector que hasta entonces estaba reservado a los hombres. Tampoco que aprovechara sus estudios en la Escuela de Comercio Local —cuyo plan incluía una prácticas de la elección del alumno— para formarse, en 1912, en Blancpain.
Aunque la Primera Guerra Mundial supuso un parón en el camino de Betty, que durante el tiempo que duró la contienda trabajó como voluntaria en un hospital, se convirtió en la asistente de Frédéric-Émile Blancpain. Durante el tiempo que trabajó junto a él aprendió todo lo necesario para convertirse en directora de los talleres y supervisar la producción. Pero fue con su fallecimiento, y tras la negativa de su hija a sucederle, cuando Betty tuvo la oportunidad de convertirse en la primera mujer en presidir una casa relojera suiza. Era 1932 y el sufragio universal femenino todavía no estaba instaurado.
El trabajo de Betty al frente de la compañía no fue fácil. Tuvo que lidiar con la Gran Depresión, el fallecimiento de su socio y hacerse hueco en un sector dominado por los hombres. Su trabajo muchas veces era cuestionado, pero gracias a su ingenio logró no solo conferir proyección internacional a Blancpain, también sorprender con sus estrategias, como fabricar relojes para mujeres y movimientos para estas piezas algo que, hasta entonces, no habían explorado de verdad las compañías. Una de esas creaciones extraordinarias fue el reloj Ladybird, que vio la luz en 1956; y otra, el diseño que nombramos al principio de este artículo y que la actriz Marilyn Monroe llevaba en su muñeca.