Este sábado 21 de enero se cumplen 100 años del nacimiento de Lola Flores, una de las artistas más destacadas de la historia de nuestro país. Sin duda, esta andaluza, apodada como La Faraona, marcó un antes y un después en la industria del espectáculo, pero también destacó en cuestiones de moda. Sus impresionantes estilismos dentro y fuera del escenario, repletos siempre de color y adornados mediante volantes, flecos y pedrerías no dejaban indiferente a nadie. En su centenario, la recordamos haciendo un repaso a su armario.
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Su vestido de novia
El 27 de octubre de 1957 Lola le dio el 'sí, quiero' a Antonio González El Pescaílla en El Escorial en una boda tan íntima que fue casi secreta. La emblemática modista catalana de los años 50 Asunción Bastida fue la encargada de confeccionar su look nupcial, protagonizado por un vestido de corte New Look -entallado a la cintura y con falda evasé a media pierna- confeccionado en un tejido de chantilly en gris perla. Lo acompañó de mantilla a juego, así como guantes y salones en el mismo color. Remató con unos pendientes colgantes rematados por perlas.
Su predilección por las joyas
La célebre artista adoraba completar sus looks para ocasiones especiales con grandes piezas de joyería, y sentía especial predilección por los diseños grandes fabricados en oro y con detalles brillantes. Ejemplo de ello es el conjunto que eligió en la celebración del bautizo de su hija Rosario en 1963, cita para la cual escogió un sencillo vestido negro con escote asimétrico al que sumó dos broches de diamantes, así como unos originales pendientes circulares y brazalete a juego.
Sus vestidos de gala
En el año 1991, durante una aparición televisiva, lució un diseño estilo Versace como los que llevaban habitualmente la princesa Diana de Gales o la propia Donatella, un escotado modelo atado al cuello que se ceñía a la cintura y contaba con falda larga. En su caso, se trataba de una pieza embellecita a base de bordados con pedrerías y adornos de perlas, la cual representa a la perfección su estilo de gala. Una vez más, rechazaba el minimalismo y optaba por unos maxipendientes brillantes, así como llamativo labial y uñas rojas.
Oda a los flecos
Lola adoraba los flecos, que le ayudaban a aportar mayor teatralidad y acompañaban a la perfección sus movimientos sobre el escenario, bailando con ella a cada paso que daba. Además, buscaba otorgarles el protagonismo y huía de los colores pastel, apostando por vibrantes naranjas, azules, rojos o amarillos y rematando con zapatos a juego.
Cascada de volantes
Junto a los flecos, los volantes eran un elemento imprescindible y diferenciador del armario de Lola Flores, como no podía ser de otra manera. Sus batas de cola y sus vestidos de flamenca decorados a base de numerosas capas de este tipo de voluminosos ornamentos potenciaban sus movimientos en sus actuaciones, aportando un mayor espectaculo visual.
Inspiración andaluza
Más allá de sus comentadísimos vestidos de flamenca y batas de cola, la Faraona también hacía gala de detalles estéticos tradicionales de su Andalucía natal como lunares, flores y volantes. En la imagen, posa sonriente con un vestido rojo de escote corazón con bajo asimétrico al que suma salones satinados a juego y grandes flores adornando su característica coleta oscura.
Pasión por los tonos vibrantes
Queda más que claro que la artista adoraba los colores eléctricos y no tenía miedo a combinarlos entre sí. De hecho, en la década de los 80, fiel a la moda de la época, llegaba incluso a combinar sus looks más vibrantes con el maquillaje. En la fotografía, la vemos con una camisa cruzada de hombros marcados, manga corta y solapas confeccionada en un tejido de flores amarillas, rojas y azules y, precisamente, esos dos últimos colores son los que predominan en su beauty look.
Un emblemático look de belleza
Además de su armario, el look de belleza de Lola Flores también marcó un antes y un después y, a día de hoy, sigue siendo totalmente reconocible. Su melena oscura peinada hacia detrás, sus finas cejas pero ultradefinidas, su potente delineado superior e inferior y su rabillo son eternos. En la imagen, posa con una joven Lolita, quien, en versión más ligera y natural, toma buena nota de los consejos beauty de su madre.