Cuando tenía tres años, Gádor Muntaner se puso por primera vez una máscara de buceo y selló su destino para siempre, aunque ella no lo sabría hasta los 15, cuando hizo primer curso en Maldivas, entre arrecifes de coral y tiburones. Sí, tiburones, como los de Spielberg: “No me había enamorado nunca en la vida como de ese tiburón. Tenía una idea preconcebida de miedo y angustia, pero sentí todo lo opuesto”, confiesa. Allí, tan lejos de su natal Barcelona, nació un flechazo inquebrantable que la llevaría a convertirse en oceanógrafa, especialista en tiburones y divulgadora por la preservación de las aguas. Hablamos de un reto urgente al que se enfrenta la industria de la moda, la misma que invierte hasta 3.500 litros de este líquido vital cada vez que se confecciona un par de vaqueros. Sobre sostenibilidad, en la moda y en la vida, charlamos con Gádor en Lieden (Países Bajos) con motivo del lanzamiento la fuente Dopper Water Tap, una novedad tan eco-comprometida como su filosofía.
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Cuidar los océanos, una asignatura pendiente para la moda
Solo superada por el sector petroquímico, la industria de la moda se planta como una de las más contaminantes por su desmesurado uso de los recursos naturales y las millones de toneladas de desechos que, derivados de ella, terminan anualmente en vertederos y océanos. A Gádor, esta causa le toca de cerca: “Una de cada dos respiraciones nos las regala el océano, así que no podemos permitirnos que esté contaminado”.
Cada día, busca inculcar a sus 90.000 seguidores en redes sociales las maravillas que nos regala el ecosistema marino y lo sencillo que es cuidar de nuestro planeta (y su recurso más importante) si nos lo proponemos: "Pienso que lo que más necesitamos es reducir el consumo de todo. Aprender a vivir con menos, algo muy difícil porque el mundo nos da constantemente la oportunidad de vivir con más y más. Por eso procuro que lo que lleve lo haya usado alguien antes o lo vaya a usar alguien después, hasta yo misma".
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Cada vez son más las personas que optan por prescindir de la moda rápida o efímera para construir, en su lugar, un sólido armario cápsula con prendas atemporales que puedan pasar de generación en generación. Esa intención de preservar la ropa durante años, incluso décadas, ha derribado también los prejuicios hacia la moda de segunda mano, otra alternativa popular para consumir de forma responsable sin dejarnos el sueldo en el intento.
En los últimos años, las empresas de moda se han propuesto innovar con materiales ecológicos, pero también con retazos de tejidos viejos que en su segunda vida son transformados en prendas completamente nuevas. Y lo mismo ha ocurrido con el consumidor, que no tiene reparos en adaptar piezas de otros tiempos a las tendencias actuales: "Ayer estaba viendo qué me ponía para esta entrevista, me encontré con lo que me puse para mi 18 cumpleaños y casi me lo traigo” -confiesa entre risas- .“Tengo también ropa que he cogido del armario de mi madre que he llegado a teñir con tintes orgánicos, por ejemplo".
En el acelerado universo de consumo, cuesta sentir que lo que llevamos puesto es verdaderamente especial, pues en muchos casos la elaboración de la ropa se encuentra 100% automatizada para facilitar la fabricación en serie, génesis de la sobreproducción de ropa. "Solo compro lo que necesito e intento apostar por prendas sostenibles que sean más caras, pero de mayor calidad, que yo sepa que van a durar más. La moda rápida es muy tentadora porque te permite cambiar de estilo muy rápido, pero estamos constantemente generando residuos".
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¿Qué pasa con los bañadores? El gran problema del neopreno
La cosa se complica, sin embargo, cuando hablamos de su uniforme de trabajo. Gádor es consciente de los procesos tóxicos bajo los que se elabora cada traje de buceo, en su mayoría confeccionados con neopreno, nailon y otros materiales derivados del petróleo, por lo que durante muchos años ejercer su pasión le generó un importante dilema moral: "Paso el mayor porcentaje de mi vida en el agua, mi look es neopreno normalmente.” Lo que en su momento se consideró un milagro de la indumentaria, la invención de tejidos elásticos y aerodinámicos para el nado, sería décadas más tarde la perdición de un sector necesitado de alternativas más ecológicas.
“A nivel de bañadores, hay varias marcas que los están haciendo con plásticos retirados del mar e incluso redes de pescar viejas”. Estos innovadores materiales se componen de residuos sintéticos y están pisando fuerte en nuestro país, donde cada vez surgen más firmas made in Spain que se inclinan por los sustitutos éticos del nailon virgen. “Las marcas de buceo se están viendo obligadas a cambiar por encontrarse con esa contradicción de amar el mar, participar en proyectos de conservación marina y utilizar esos materiales tan poco sostenibles”.
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No todo lo ecológico es 'green': Gádor apuesta por el 'blue'
Para nosotras, que somos ajenas a las tecnicidades que conlleva la elaboración de un traje de buceo, Gádor resume algunos logros conseguidos de lo que ella llama 'movimiento blue': “Se ha cambiado el packaging de plástico por otro de cartón reciclado, se han quitado partes metálicas de reguladores de buceo y, en cuanto a los neoprenos, se están realizando de una espuma reciclada que parece neopreno real. Estos materiales ya están a la orden del día y cada día los veremos más”.
Apostar por la sostenibilidad como fundamento de marca implica involucrarse en cada paso de la cadena de producción, algo a tomar en cuenta si no queremos dejarnos engañar por la reciente tendencia del greenwashing; es decir, cuando una firma quiere subirse al carro de la moda 'eco' sin realmente tomar acciones de peso. Para Gádor, todo ello lleva a un bien mayor: “Es una pena que muchas empresas se vean obligadas a ser sostenibles o se maquillen de sostenibilidad porque es lo que les exige la sociedad ahora mismo, pero a la vez es maravilloso. Aunque lo hagan por obligación, tarde o temprano, ese cambio que ahora es maquillaje pronto tendrá que ser real, se les exigirá más”.
La rutina 'beauty' de una oceanógrafa experta
Su labor como divulgadora científica parte de la necesidad de crear conciencia sobre los hábitos humanos que afectan directa o indirectamente al mar, hábitos que muchas veces, especialmente por desconocimiento, ni siquiera considerábamos peligrosos. “Hay cremas de sol que llevan el sello reef friendly y contienen ingredientes tóxicos para los animales marinos y los corales, así que hay que estar muy atentos”, nos comenta.
Se calcula que cada año quedan unas 25.000 toneladas de protector solar en el agua. Los organismos de la fauna marina son especialmente sensibles a ciertos ingredientes típicos de estas formulaciones, como la oxibenzona, los parabenos o el óxido de zinc, los cuales han favorecido a que en los últimos 30 años haya desaparecido un tercio de los arrecifes de coral.
Le preguntamos si, ante tanta oferta engañosa, ha sido fácil conseguir una rutina beauty fiel a sus principios: “Elijo cremas naturales que no contengan estos componentes nocivos y que tampoco tengan aroma, pero esto a su vez supone que dejen algún pegote blanco y se venzan antes”. El factor comodidad es clave en el poder de decisión humano. Con la evolución de nuestra especie, nos hemos obsesionado con la idea de automatizar y agilizar procesos: lo más conveniente al menor precio. “La gente está muy acostumbrada a que todo sea cómodo, pero cuanto más cómodo, peor”.
Una alianza poderosa para acabar con el consumo de plástico
Es precisamente esta pasión por preservar los mares, el motor de su vida, lo que la ha unido con Dopper en el lanzamiento de su nueva iniciativa tecnológica para cultivar hábitos sostenibles en ciudades de toda Europa. Como fabricante pionero en el uso de botellas reciclables, la empresa holandesa ha centrado sus esfuerzos en mitigar el consumo de plásticos de un solo uso, pues cada minuto se compran alrededor del mundo un millón de botellas desechables. Es por ello que, en palabras de la CEO de Dopper, Virginia Yanquilevich, han ideado una forma ‘más fácil, divertida y lógica’ de llevar el agua potable a los ciudadanos, una misión de la que Gádor ha querido formar parte.
Durante dos años, Dopper ha estado desarrollando una fuente de diseño propio que, a través de su pantalla LED, desvela impactantes estadísticas sobre las consecuencias del uso de botellas de plástico, a la vez que refuerza el comportamiento del usuario con mensajes motivadores. Lo mejor de todo es que buscar una fuente es tan fácil como ingresar en la aplicación Google Maps, la más usada en cuestiones de geolocalización nivel mundial. “Me parece una idea estupenda porque muchas veces te propones un cambio, pero el entorno te lo dificulta muchísimo, entonces creo que cuantas más facilidades se pongan, más gente lo va a hacer”.
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Escoger el tren en lugar del coche, hacer la compra a granel o sin envases de plástico, reutilizando bolsas o prescindiendo de ellas, llevar siempre una bolsita de tela en un bolsillo o en el maletero… Estos son algunos de los pequeños hábitos que Gádor ha incorporado en su rutina y que resultan sencillos de seguir. A sus ojos, el lanzamiento de la fuente Dopper Water Tap, que estará disponible en España de cara al segundo trimestre de 2023, supone un paso más allá para erradicar de nuestras vidas los plásticos de un solo uso que tienen secuestrados a nuestros océanos.
“Es incómodo tomar la decisión de llevar tu botella a todos lados en lugar de comprar una y desecharla al instante, al igual que es incómodo ponerte la crema del pegote blanco, pero el ser humano es capaz de hacer cosas increíbles por lograr sus objetivos. Es cuestión de prioridades. ¿Te parece incómodo? Hazlo incómodamente”, responde tajante la barcelonesa.