Es un momento gris para la Familia Real Británica. Isabel II (21 de abril de 1926, Londres) fallecía ayer en su residencia de Balmoral a los 96 años, precisamente en el mismo año que celebraba sus 70 años en el trono. Hace tan solo unos meses, en junio de 2022, los Windsor se reunieron en Reino Unido para conmemorar el Jubileo de Platino de la soberana, la que sería su última oportunidad pública para honrar su amplísimo legado. En memoria del mismo, nos hacemos eco de su estilo único a través de algunos de los looks inolvidables que contribuyeron a forjar la imagen de una de las mujeres más influyentes de la historia. De su vestido de novia al traje de su coronación, sin olvidar sus señalados encuentros con personalidades de la realeza y la política, así como sus elecciones como invitada a bodas tan mediáticas y emotivas para ella como la de su hijo Carlos de Inglaterra con Diana de Gales o el posterior enlace del príncipe Guillermo con Kate Middleton.
TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE CADA MES POR ESTAR REGISTRADO.
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Su vestido de novia con ricos detalles bordados
El 20 de noviembre de 1947, Isabel II contaría matrimonio con el príncipe Felipe de Grecia (duque de Edimburgo) en la abadía de Westminster. Aquel día, lució un vestido de hombros marcados, mangas ajutadas y escote corazón, de Norman Hartnell. Para su confección, se emplearon varias semanas de proceso e intervinieron cientos de costureras. Llamó especialmente la atención por sus detalles, pues, por ejemplo, se podían ver 10.000 perlas bordada e incrustaciones de cristal y lentejuelas que creaban motivos como trigo o flores inspirados en La primavera, el cuadro de Botticelli.
Una vez que pasó el periodo de duelo por el fallecimiento de su padre, el rey Jorge VI, se produjo la ceremonia de coronación de Isabel II como reina (2 de junio de 1953). Para tan significativo momento, lució un vestido del diseñador Norman Hartnell que se ha convertido en una pieza de museo. En concreto, era un modelo de seda blanca boradada con los emblemas florales de los países de la Commonwealth. Durante este evento, lo cubrió con una capa de terciopelo y lo acompañó de la Corona de San Eduardo, la Corona oficial de Inglaterra, aunque en los primeros momentos lució la diadema de diamantes. Como calzado, apostó por unas sandalias del francés Roger Vivier que estaban confeccionadas en piel dorada con la flor de lis en el empeine, tacón cuajado de rubíes y plataforma interior para reducir el arco del pie.
Hubo más de 3.500 invitados y fue seguida al segundo por más de 750 millones de personas gracias a su difusión en directo por los medios de comunicación. Estos son algunos de los detalles más anecdóticos que acompañaron a la boda del príncipe Carlos con Diana de Gales (29 de julio de 1981). Para tan emotiva celebración, la Reina lució un vestido en azul turquesa, con acabado plisado y manga francesa que conjugó cromáticamente con su tocado y bolso de mano. Al contrario, creo contraste con sus guantes y salones en blanco.
En la noche previa (28 de abril de 2011) a la boda del príncipe Guillermo y Kate Middleton, la Reina estaba fabulosa con un vestido largo en color azul con ricos brocados en dorado que se coordinaban con su bolso y sus zapatos. Además de sus populares y distintivos trajes de chaqueta, Isabel lució incontables trajes de gala adornados con lentejuelas o aplicaciones de joyería que consolidaron su estatus de monarca.
La reina también apostó por el color amarillo (su favorito) para su look en la boda de los duques de Cambridge (29 de abril de 2011). Y siendo fiel a su estilo, jugó a los contastes con sus complementos, en este caso, en color blanco. Las tonalidades pastel, como pueden ser el lila o el rosa claro, tuvieron gran protagonismo en el vestidor de Su Majestad, muy por encima del sobrio azul marino o el tan repetido color burdeos que suelen ostentar las soberanas europeas.
Una de las citas marcadas en el calendario para Isabel a lo largo de su reinado era la Apertura del Parlamento, donde llevaba siempre looks para el recuerdo. Especialmente comentado fue el de 2022, un vestidazo de gala dorado embellecido con brocados al que sumó una capa en tono crudo con remate de piel de zorro. Remató con la corona de diamantes creada en 1820 con motivo de la coronación de Jorge IV.
El vestido que recicló su nieta Beatriz en su boda
Hablamos de uno de los vestidos preferidos de Isabel II, un diseño de seda de tafetán marfil con un corpiño geométrico con brillantes engarzados. Lo llevó en tres ocasiones: en un viaje de Estado a Roma en 1961; al estreno de la película Lawrence de Arabia (1962) en Londres, donde añadió unos guantes de ópera blancos (en la imagen), y con motivo de la apertura del Parlamento de 1966, donde además lució la corona imperial, un gran collar de chatones y su capa ceremoial. Para casarse en el verano de 2020, su nieta Beatriz de York, hija del príncipe Andrés, rescató este ejemplar y lo modernizó con unas mangas abullonadas de organza.
En 1973, con motivo del enlace de su hija Ana y el jinete británico Mark Phillips, la soberana estrenó un conjunto que posteriormente se convirtió en pieza de museo por su influencia cultural y también por su innovación en términos de moda. Estaba compuesto por un original abrigo de acabado satinado en azul klein con cuello solapa y botones en forma de rombo y el mismo patrón geométrico calado a lo largo de la pieza, así como un gran tocado a juego.
La hermana de la novia
En 1960, su hermana, la princesa Margarita, contraía matrimonio con Antony Armstrong-Jones. Para la ocasión, Isabel llevó un llamativo look en tono claro protagonizado por un vestido brocado entallado a la cintura, de donde partía una voluminosa falda larga. Completó con chaqueta a juego, guantes, cartera de mano satinada y tocado decorado con flores y velo de red.
Para la boda de Meghan Markle y el príncipe Harry el 19 de mayo de 2018, la Reina jugó de nuevo a combinar colores contrastados como el verde lima y el morado, que equilibraba en su look con complementos en negro. No era una técnica inusual en el repertorio de moda de la soberana, puesto que los trajes de gamas cromáticas llamativas abundaban en su guardarropa y siempre se mostró proclive a llevar tonalidades oscuras casi únicamente en los complementos.
En junio de 1961 (pocos meses después de que fuera investido como presidente de Estados Unidos), John F. Kennedy visitaba a la familia real en Inglaterra junto a su esposa, la primera dama Jacqueline Kennedy. En esta cita histórica, cuya fotografía sigue siendo comentada a día de hoy, la Reina estaba muy elegante con un vestido de tul azul en línea princesa que conjugó con deslumbrantes joyas.
Del 12 al 14 de julio de 2017, los reyes de España participaron en una visita de Estado al Reino Unido. Una oportunidad en la que pudimos ver en determinadas ocasiones a Isabel II junto a doña Letizia. Durante un banquete en el Palacio de Buckingham, la monarca británica apostó por un vestido blanco con bordados en tono celeste. Por su parte, la Reina española quiso lucir un vestido rojo de Felipe Varela, además de su tiara Flor de Lis.
Durante una garden party en Sídney (Australia) antes de partir hacia Tasmania en febrero de 1954, Isabel II mostró toda su elegancia con este vestido midi de encaje blanco. Curiosamente, esta creación fue replicada 65 años después por Kate Middleton durante su viaje por el Caribe el pasado mes de marzo. Con ello, la apuesta de la Reina se hizo viral en tiempos actuales.
En mayo de 1961, protagonizó su primera visita al Vaticano para visitar al Papa Juan XXIII. Se decantó por un conjunto totalmente negro, color protocolario pero poco habitual en ella, protagonizado por un vestido largo de tejido jacquard que acompañó de unos guantes largos, además de su habitual bolsito de mano. Remató con un collar de perlas heredado de su abuela y la tiara de diamantes de la reina Alexandra, de la que partía una mantilla a tono.
Fuentes del Palacio de Buckingham revelaron hace unos años que Isabel II usaba su famoso bolso Launer para enviar mensajes secretos a su personal de seguridad. Según el director ejecutivo de Launer London, Gerald Bodmer, la compañía de bolsos de lujo le proporcionó más de 200 ejemplares a lo largo de los años, en diversos colores y modelos. En sus últimos actos públicos y desde hace unos pocos años, la reina británica llevó siempre ejemplares de este sello, incluso a la boda de los duques de Cambridge. ¿En qué consistían estos mensajes codificados? Ponerlo sobre la mesa, por ejemplo, implicaba una emergencia real.
Isabel II no escondió jamás su fascinación por los diseños de gala fastuosos, de pesados faldones y confeccionados con lujosos tejidos de tul o sedosa seda en colores potentes, pero sí mantenía cierta monotonía en lo que respecta a siluetas. Resalta, por tanto, este vestido bordado de satén de seda con corpiño ajustado y falda plisada de campaña que escogió para su retrato oficial de 1958. un auténtico look de soberana que llamó la atención más bien por su escote asimétrico, un corte que la Reina solía evitar.
Tras las casarse con el duque de Edimburgo, la primera fotografía pública de Isabel II que se tuvo fue esta. En ella, durante un paseo con su marido por Hampshire (23 de noviembre de 1947), viste una chaqueta de estilo sahariana con sus bolsillos laterales, cuello de solapas, cierre frontal de botones y un cinturón coordinado que sirvió para favorecer a su silueta y modernizar la imagen de quien entonces aún no se había convertido en Reina de Inglaterra.
Desde tiempos memorables, Isabel II tuvo claro qué complemento era su favorito para ocasiones informales o en sus visitas al campo: un pañuelo. Estampado y vibrante, la Reina lo solía atar bajo el mentón este accesorio para cubrir su también ya famoso cardado. En la imagen, durante el Royal Windsor Horse Show en Berkshire (Gran Bretaña), el 13 de mayo de 1988, vemos a Isabel II lucir su estilismo hípico por excelencia: americana de lana, pantalones de montar y botas de agua de caña alta.
Las joyas juegan un papel destacado también en los looks de la soberana. A lo largo de los años, destacó un collar de perlas en tres hileras del que no se separaba y que tiene un significado muy emotivo, pues se trata de una pieza que recibió como regalo por parte de su abuelo el rey Jorge V cuando era niña. Lo combinaba habitualmente con pendientes a juego. Tampoco faltaban broches adornando su pecho en la solapa de sus abrigos. En la imagen (durante su histórico discurso a principios de abril de 2020 con motivo de la crisis del coronavirus), llevó un broche con turquesa rodeada de diamantes, que perteneció a su abuela paterna, la reina María de Teck.
,type=downsize)
