Desde el anuncio de su recuperación el pasado mes de junio, Charlene de Mónaco ha estado compensando sus anteriores ausencias con distintas apariciones, tanto en compañía del príncipe Alberto como en solitario, en las que ha mostrado una imagen más alegre y renovada no solo con sus gestos sino también, a través de sus looks. En la última gala de la Cruz Roja, deslumbró con un vestido satinado de lentejuelas y tan solo una semana después ha seguido la misma estela al decantarse por un precioso diseño amarillo flúor en otra cita solidaria.
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- El regreso de la tiara 'Ocean' de Charlene, símbolo de su amor con el príncipe Alberto
El bordado infinito de su vestido 'limoncello'
La princesa fue recibida por el personal sanitario de la Residencia Qietüdine, donde ha decidido estrenar un potente diseño que será difícil de olvidar, pues consta de un bordado 'infinito' en color limoncello que desde lejos simula una malla, aunque de cerca se puede ver que se trata del nombre de la firma del vestido, Akris. La palabra se repite a lo largo y ancho del bordado, creando un efecto cinético que quizá justifica la elevada cifra en su etiqueta: 4.350 euros.
La silueta que gusta a las mujeres poderosas
Doña Letizia, Melania Trump, Rania de Jordania... todas se han rendido una y otra vez a la eterna silueta de tipo evasé. El ejemplar escogido por Charlene cumple con todas las características para colarse en los vestidores de cualquiera de ellas, dado su favorecedor cuerpo ceñido que desemboca en una falda acampanada de largo midi.
Un accesorio poco habitual en su joyero
Otra de las sorpresas que esconde este luminoso posado es la elección de joyas de la princesa. Un collar de perlas clásico y pequeños pendientes de perlas a juego adornan y completan el más reciente estilismo estival de Charlene. No debería extrañar en un principio, pues bien es cierto que este refinado material tiene una presencia predominante en los joyeros de las reinas europeas.
El quid del asunto es que la exnadadora se encuentra entre las pocas excepciones. No suele llevar perlas ni accesorios en los que estas sean las protagonistas, de modo que esta apuesta sirve como una evidencia más de su radical giro de estilo, que la distancia de la estética roquera que había ostentado en los últimos años.
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