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Hablamos con Albert Coll, el español de 94 años que enamoró a Zendaya con sus joyas

Dedicado toda su vida a este sector, decidió relanzar su firma de la mano de su nieta Mireia cuando ambos atravesaban su momento más difícil y el éxito ha sido increíble


Actualizado 8 de abril de 2022 - 11:11 CEST

"Soy un joven diseñador de joyas de Barcelona" así se presenta en su página web Albert Coll, demostrando que su sentido del humor es casi tan grande como su pasión por la joyería, a la cual lleva dedicado prácticamente toda su vida. Con 27 años empezó a trabajar en la relojería de su padre, y al cumplir los 29 decidió lanzarse y abrir su propia tienda de joyería, la cual fue un auténtico éxito que le llevó a viajar por todo el mundo exponiendo sus obras, cosechar numerosos premios y lograr que personajes como Rosa María Sardà se convirtieran en fieles fans de la marca. Eso sí, para cliente especial, el primero de todos, nada menos que Pablo Picasso, quien compró una cruz conceptual que acabó convirtiéndose en uno de los iconos de la casa. Hacer un recorrido por la historia de Albert es tan fascinante como emocionante, puesto que sus creaciones tienen una enorme carga sentimental y narran sus vivencias y el amor por su gran musa: su mujer. A sus 94 años, continúa siendo todo un romántico, reconoce estar "igual de enamorado que al principio" y muchas de sus piezas están bautizadas en honor a ella.

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Albert Coll© Albert Coll
Hablamos con Albert Coll, un joyero catalán de 94 que continúa diseñando sus propias piezas.

A pesar de que llegó un punto en el que decidió cerrar la empresa debido a la edad, unos años más tarde su nieta Mireia, cuando ambos atravesaban el momento más difícil de su vida, le propuso reabrirla. Aunque al principio él no lo vio nada claro, puesto que pensaba que no iba a tener éxito en las ventas, ella no desistió puesto que sabía que las joyas de su abuelo eran "un auténtico tesoro". De esta forma, decidieron relanzar una de sus líneas más emblemáticas, Gea, y, tras ver la buena acogida que tuvo, se pusieron mano a mano para crear nuevas colecciones. A pesar de su diferencia de edad, Albert y Mireia están muy conectados y tienen tal confianza el uno en el otro que su tándem creativo y laboral es excelente. Hablamos con ellos para descubrir la excepcional historia de este joyero catalán que, a 6 años de cumplir un siglo de edad, sigue creyendo en el valor de lo artesano y crea a mano las piezas, haciendo que sean únicas y muy especiales. 

Joyería sostenible 'made in Spain': diseños éticos (y preciosos) para no dañar al planeta

© Albert Coll
Albert lleva desde muy joven dedicado al sector de la joyería, y ha llegado a conquistar a numerosos rostros conocidos. De hecho, su primera venta fue una cruz para Pablo Picasso.

- ¿Cómo nace la firma Albert Coll? ¿Cuál es su inspiración?

Albert: Mi padre era relojero, pero yo aprendí el oficio de forma autodidacta. Recuerdo a los 6 años en el colegio que, mientras los otros chicos jugaban a fútbol, yo cogía migas de pan y hacía anillos y también alguna pulsera. Entonces no teníamos plastilina, como ahora. Las cosas manuales de limar o serrar las hacía muy bien, por lo que mi padre me decía que podría ser joyero. Con el tiempo lo fui. La primera vez que fui a vender joyas, cogí una libreta llena de diseños y fui por Paseo de Gracia enseñándolos. Dos joyeros me los compraron. Con los años abrí mi propia tienda, también una tienda en las Galerías Haley en Paseo de Gracia, que ahora ya no existen, y también otra tienda en la calle Calvet que llevaba uno de mis hijos en Barcelona. 

Mireia: Él quería ser médico, pero desde pequeño su padre le hacía ir durante los veranos a ayudar a la tienda y empezó a diseñar joyas. Siempre ha tenido una sensibilidad artística y una visión estética que salía de las normas, veía lo mismo que todos pero miraba diferente. El negocio funcionó hasta el punto de que llegó a tener 15 trabajadores en nómina, taller propio, y un segundo establecimiento en Passeig de Gràcia. A lo largo de tres décadas, Albert Coll también ganó una docena de Premios Nacionales de joyería y varios reconocimientos internacionales le llevaron a exhibir sus joyas por medio mundo: Alemania, Estados Unidos, Japón...

© Albert Coll
Actualmente, musas de la generación Z como Bad Gyal han sucumbido a sus diseños, demostrado lo adelantado a su época que estaba. 

- Llegó a llevar sus joyas por todo el mundo y a conquistar a numerosas famosas hace casi medio siglo. ¿Qué es lo más emocionante que recuerda de esa época?

Mireia: Yo nunca había oído nada de esto en casa, sabía que mi abuelo era joyero pero fue cuando decidí relanzar la marca cuando empecé a encontrar y descubrir quién era mi abuelo realmente. Él nunca ha hablado de sus éxitos, lo que le gusta es pasear, imaginar y diseñar. No sé si le ha dado ningún valor a quién las ha llevado ni su intención ha sido nunca acabar convirtiéndose en uno de los joyeros más importante de su época, aunque lo tiene todo guardado, los premios, las cartas, las fotografías de Rosa Maria Sardà con sus anillos del nombre o las cartas de agradecimiento de Amapro Moreno por diferentes joyas. Para él, diseñar es su estado natural y no le da ninguna importancia a lo que hace, dibuja con una sutileza y intuición que me hace recordar cuánto me queda por aprender todavía. Yo estoy muchísimo más influenciada por las redes sociales, por lo que hacen los demás, por lo que se lleva. Él es increible porque diseña de lo que ve, de su día a día, inspirado por quienes le rodeamos o por cómo se siente. Para mi eso es maravilloso y sorprendente, es algo genuino.

- Su primera venta fue nada menos que a Pablo Picasso. ¿Cómo fue ese momento? 

Albert: En realidad fue su mujer, Jaqueline, quien compró mi primer diseño. Ese momento sigue siendo para mí, a día de hoy, el momento del que me siento más orgulloso de mi carrera. Picasso es un pintor al que siempre he respetado y comprendido, conocía toda su obra y cuando descubrí que quería 3 cristos para el no me lo podía creer. Sin duda es el momento de mi carrera del cual estoy más orgulloso. 

Mireia: Cuando le preguntas a mi abuelo cuál ha sido la ilusión de su vida no te dice que le propusieran abrir una joyería en la Quinta Avenida de Nueva York, que es cierto. Él siempre dice que es la Cruz de Picasso. Así es como la conocemos entre nosotros.

© Albert Coll
Unos años después de jubilarse, cuando atravesaba su momento más complicado debido a la muerte de su hija, su nieta le propuso relanzar la firma. 

- Dice que le ofrecieron abrir una tienda en la Quinta Avenida de Nueva York pero lo rechazó. ¿Por qué?

Albert: Me propusieron abrir una tienda en la Quinta Avenida de Nueva York o, desde el Ministerio de Comercio, me dijeron si quería ir a México para abrir más talleres. Estas fueron las proposiciones más serias que he tenido a lo largo de mi vida profesional. Reconozco que reflexioné mucho la decisión en su momento, pero al final pensé que tenía a los niños escolarizados aquí en Barcelona y que en la ciudad estaban muy a gusto y no quise trasladar mi familia. En aquel momento ya era padre de cuatro hijos y nuestra vida estaba aquí. Además, aquí ya era feliz, tampoco necesitábamos más.

- ¿Qué cree que define sus diseños y los diferencia de otras marcas de joyería?

Albert: Me gusta diseñar cosas que todavía no ha creado nadie y siempre he hecho lo que he querido. A mí me han copiado muchas veces. En cambio, yo nunca he mirado los escaparates de mi competencia ni los voy a mirar. Empecé a diseñar joyas de titanio porque leí en una revista inglesa que se podía hacer y también me inspiró la estructura del Banco de Hong Kong y sus cristaleras. Esta idea me vino antes de que se hiciera el Museo Guggenheim de Bilbao. Entonces decidí comprar titanio en Inglaterra y empecé a hacer experimentos junto con mi cuñado que es químico para teñirlo porque su color original -el gris- me pareció muy insípido. Después de muchas pruebas y experimentar con todos los colores, el que me gustó más fue el color azul. Ahora, esta técnica secreta se la he enseñado a mi nieta Mireia. Me sorprendió porque la primera vez que la hizo ya le salió bien. Ahora es ella quien sigue la tradición.

Mireia: Mi abuela siempre me contaba que al llegar a casa tenía que revisar todos los bolsillos del pantalón de mi abuelo porque cada día venía con 7 o 10 diseños nuevos, arrugados en un papel cualquiera. Me decía que no todos sus diseños estaban preparados para el momento y los guardaba hasta encontrar el momento en que la gente estuviese preparada para ellos. La colección de titanio que relanzamos justamente demuestra lo avanzado que iba a su tiempo, piezas que no se vendieron en su día porque era demasiado modernas y que ahora sí que tienen un sentido.

© Albert Coll
Aunque inicialmente no se atrevía porque pensaba que no tendría éxito, la acogida fue enorme y actualmente están muy emocionados con el proyecto.

- ¿En qué año se decide cerrar la firma y qué le impulsa a relanzarla posteriormente?

Mireia: La tienda la cerramos por jubilación, él estaba ya jubilado pero seguía bajando a su segundo hogar, se pasaba el día en la tienda aunque muchos de sus clientes ya habían fallecido, se sentaba allí y seguía diseñando. Le tuvimos que operar y sus hijos le dijeron que ya era momento de cerrar la joyería, le tocaba afrontar la edad y nadie quería seguir con el oficio. Cuando pienso en la tienda, me entristece pensar que llegué tarde. Decidí relanzar el proyecto cuando murió mi madre después de dos años de cáncer. Cuando ella se fue, él estaba triste, yo sentía que él se quería ir con ella. Cuando cerramos la joyería había todavía muchísimas pieza en stock porque mi abuelo nunca dejó de diseñar y producir y la colección de titanio me dejó boquiabierta.

Así que cuando estabamos en nuestros peores momentos decidí hacer la fotografías, abrí un Instagram, cree una página web y decidí relanzarle la marca para que el tiempo nos pasase de otra manera, para tener una ilusión. No esperábamos que la vida nos regalase esto, porque lo recibimos como un regalo que nos salvó de un momento dónde no parecíamos encontrar salida. Yo he estudiado Comunicación Audiovisual y no sabía nada de joyería, lo he ido aprendiendo durante todo este tiempo. Quería regalarle vida a mi abuelo, no quería perderle a el también. Este proyecto ahora mismo es nuestro día a día y ya anda solo. Además, la ilusión que hay detrás de esto, no la he encontrado en ninguna parte porque tiene un valor personal incomparable.

- ¿Cómo trabajan a día de hoy? ¿Sigue presente tanto en el proceso de producción como de fabricación?

Albert: Mireia se encarga de todo y me deja a mí la parte que más me gusta, diseñar. Viene a casa, nos enseñamos lo que hemos dibujado, me explica sus ideas, lo que quiere relanzar y me da deberes de encargos. A mí a veces me duelen las manos y le digo que no sé si podré hacerlo, pero ahora me faltan libretas porque ya están llenas de diseños nuevos. Lo pactamos todo aunque no hace falta porque Mireia tiene esa sensibilidad que tanto me recuerda a mí. Además, es quien piensa las campañas, quien toma las fotografías y allí es cuando también la veo disfrutar, al crear todo el imaginario alrededor de la marca. Es como si hubiese entrado en mi cabeza, ella siempre dice que yo pongo el alma y ella la voz. 

En el proceso de producción estoy de otra manera, como Mireia todavía está aprendiendo joyería, siempre acude a mí para preguntar para encontrar la manera más sencilla y elegante de resolver diseños. Ahora mismo yo no produzco las joyas finales por mi edad aunque hago muchos prototipos que después Mireia se encarga de producir con joyeros artesanos. 

© Albert Coll

- ¿Qué es lo más bonito de trabajar junto a su nieta?

Albert: Siento que siempre hemos hecho lo mismo que ahora, lo único que ahora lo estamos compartiendo con el mundo y la gente nos mira y nos sonríe. Pero sin duda es el tiempo que nos regala este proyecto, ya nos veíamos muchísimo porque siempre venía a casa, vivimos a 2 portales de diferencia pero esto nos ha permitido conocer a Mireia la mujer emprendedora llena de ideas y de pasión y crecer juntos en este sentido. Ver todo lo que ha hecho por mi me deja sin palabras.

- Las piezas de Albert Coll tienen unos nombres tan preciosos como La constelación del amor, La silueta de tu cuerpo, La ternura de tu cuerpo, El día que nos conocimos o El secreto que sabemos. Aunque nos imaginamos la respuesta, ¿en qué están inspirados?

Albert: Los nombres de las piezas se los inventó Mireia, antes en la joyería no hacía falta ponerle nombres a las piezas. Ella quiso relanzar bajo el nombre de Everloving piezas que había diseñado por separado pero ella les ha encontrado una historia y las ha unido bajo un mismo relato. Además ha cambiado el tipo de perlas, antes trabajabamos con perlas clásicas de agua dulce y a Mireia le encantan las barrocas, perlas keshi y irregulares, que cada una tenga una historia y sea diferente de las demás y la verdad es que me encanta. Los pendientes La constelación del amor los diseñé para mis nueras para el día de su boda, esta colección también saca a la luz piezas que tenía diseñadas pero que nunca produje y muchas otras piezas que han vestido a mi hija, mi mujer, mis nueras y mujeres cercanas de la familia. Mireia lo ha recogido todo y le ha puesto voz a la colección. 

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Sus diseños han llegado hasta Zendaya, quien llevó unos pendientes de Albert Coll en un anuncio en la última Superbowl.

- Aparecer en un anuncio de la Superbowl de la mano de Zendaya es un hito que muy pocos logran. ¿Cómo lo consiguió?

Albert: Pues la verdad es que no lo sabíamos, nos lo contó Mireia y también nos explicó quién era ella. No habíamos oído hablar nunca de Zendaya ni de Euphoria aunque si de Batman. Y nos hizo una ilusión tremenda sobretodo vernos en la televisión, esto no nos había pasado nunca. Entonces las revistas nos contactaron, querían saber más y nosotros seguíamos sin entender cómo había sucedido. 

Mireia: La verdad es que a día de hoy todavía no sabemos cómo llegaron nuestros pendientes a Zendaya, creemos que el estilist las debió de comprar para el porque ninguno de nuestros retailers nos había avisado ni sabían que saldríamos en un anuncio de la Super Bowl con Zendaya. Todavía es un misterio no hemos conseguido averiguarlo. Imaginad la sorpresa cuando, una mañana cualquiera, la foto de Zendaya, ni siquiera reconocía los pendientes. Me quedé en shock, haciendo zoom en la fotografía e intentando mirar si era un montaje pero resultó que era verdad. No se si algun día volverá a llevar alguna de nuestras piezas pero la verdad es que nos encanta cómo le quedaban y nos hizo especial ilusión que fuese una pieza de titanio, el material con el que relanzamos la marca.

- ¿Qué gestos siguen para lograr producir de forma sostenible? ¿Cree que la gente valora cada vez más este tipo de productos eco?

Mireia: Nuestras piezas pretenden ser una declaración de identidad, una joya delicada e íntima que nace de nuestro amor. Seguimos creyendo que nuestras piezas son atemporales y podrán ser lucidas toda la vida y por las generaciones futuras. Esto es algo que forma parte de nuestro ADN porque en casa siempre ha sido así, joyas heredadas de mi abuela y de mi madre que pasaran a mis hijas si algun día decido tener alguna. Diseñamos especialmente con una mente consciente y encontramos la inspiración en nuestros abuelos que vivieron una vida verde sin darse cuenta. Utilizamos métodos sostenibles para obtener, producir y empaquetar y trabajamos con joyeros y artesanos ubicados en Barcelona, que fabrican cada pieza a mano en su taller. 

Para convertirnos y ser una empresa más respetuosa con el medio ambiente, utilizamos materiales reciclados como el oro y trabajamos con plata de ley 100% reciclada certificada. Nuestro objetivo es mantenernos siempre fieles a nuestra idea de actuar con responsabilidad para dejar un impacto positivo en la tierra. La sostenibilidad para nosotros no es negociable, de hecho, no subcontratar ni hacer producciones muy grandes, aunque significa una carga mayor de trabajo también significa un proceso más transparente y así es cómo lo hacía mi abuelo entonces y cómo queremos seguir trabajando.

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