Después de dos años sin poder celebrarla, ayer el Palacio Real de Estocolmo acogió su tradicional cena de representación, una cita en la que la Familia Real se viste de gala y ejerce de anfitriona para más de 150 invitados. Una vez más, Victoria y Sofia acertaron de pleno con sus looks, los cuales, a pesar de ser repetidos, continúan resultando igual de fascinantes.
La heredera al trono sueco apostó todo al infalible rojo reciclando un precioso diseño atemporal de escote Bardot, cuerpo entallado y falda acampanada con cola.
- Máxima magnifica su vestido iridiscente con joyas históricas de aguamarinas
La abertura de la falda y la gran cola de este vestido que estrenó en diciembre de 2018, aportan una dosis extra de elegancia y espectacularidad, las cuales ha potenciado también al sumarle stilettos de taconazo metalizados y preciosas piezas del joyero real.
La Princesa remató su recogido, un moño bajo de estilo clásico, con su tiara doble de laurel, que perteneció a la princesa Lilian. Sumó también maxipendientes de diamantes con motivos florales y un espectacular collar a juego, joyas ideales para acompañar un vestido sencillo.
Nos parece imposible ver un vestido de gala rojo con escote Bardot, cuerpo entallado y falda larga y no pensar en uno de los más emblemáticos del cine: el que llevó Julia Roberts en la escena de la ópera en Pretty Woman. Firmado por Marilyn Vance, cuenta incluso con su propia página en Wikipedia, lo que denota, sin duda, su relevancia en la historia del cine y la moda. En su caso, Vivian, el personaje que interpretaba Julia, también le sumaba un impresionante collar de diamantes, y remataba con unos guantes blancos largos.
Por su parte, su cuñada Sofia también ha optado por repetir look, y ha recuperado de su armario el vestido verde esmeralda que llevó en la gala de entrega de los premios Nobel en 2016. Se trata de una prenda satinada de cuello perkins, manga kimono y favorecedora falda acampanada. Ha completado con unos zapatos dorados y bolso a juego de Christian Louboutin.
De nuevo, han jugado un papel muy importante las espectaculares joyas, entre las que destaca la que es, sin duda, su tiara preferida, un regalo de sus suegros que llevó el día de su boda. A modo de curiosidad, se trata de una pieza desmontable y puede cambiar las piedras que la coronan, eligiendo en esta ocasión esmeraldas a juego con el vestido. Otras veces ha llevado diamantes, perlas o pequeñas turquesas según combinara mejor.