La tercera temporada de The Crown nos dejó numerosos looks para el recuerdo, anécdotas (algunas reales, otras exageradas) que desconocíamos de la Casa Real británica y frases que han sido analizadas en todo el mundo, como la reflexión que hacía el personaje del Duque de Edimburgo (interpretado por Tobias Menzies) en el segundo episodio, titulado Margaritología, en el que reflexionaba sobre las diferencias entre ambas hermanas. El príncipe Felipe de la ficción afirmaba que, por cada miembro de la realeza más regio y sobrio hay otro que destaca por lo opuesto, el atrevimiento y la brillantez. Analizando el caso de las hermanas Windsor, vemos que esta disparidad podía aplicarse también a sus armarios, puesto que la marcada personalidad de ambas se reflejaba en sus estilismos.
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¿El hábito hace al monje?
A día de hoy, si nos fijamos en las familias reales europeas, encontramos otros tantos casos de hermanas en los que la heredera al trono viste de manera más clásica y atemporal, mientras que sus hermanas pequeñas -infantas, en el caso de España, princesas en los demás países-, arriesgan más a la hora de escoger diseños y sumarse a las nuevas tendencias. ¿Es algo inhérito al puesto o se trata de una simple coincidencia? A pesar de que los Windsor han dejado claro de manera pública que no están de acuerdo con la aclamada serie y seguro que hay más de una trama modificada en mayor o menor medida, lo cierto es que The Crown transmite la antítesis que eran las hermanas Isabel y Margarita de Inglaterra desde pequeñas, quienes, a pesar de adorarse, chocaban en su forma de entender la vida (y a veces, incluso la corona).
El carácter seductor, liberal, fiestero y alegre de la hija menor de Jorge VI se reflejaba a la perfección en sus estilismos, con los que nos costaría mucho imaginar a su hermana. Aunque, claro está, se ceñía a los protocolos establecidos en sus actos oficiales y siempre iba correcta, lograba encontrabar la manera de innovar, distanciándose de Lilibet con vestidos dignos de cualquier alfombra roja que a día de hoy, veinte años después de su muerte, siguen siendo inolvidables.
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Quizás la respuesta a la incógnita de por qué Margarita consiguió establecerse como un icono de masas y de moda, llegando a protagonizar portadas de revistas del sector, responda a partes iguales a su personalidad y la posición que ocupaba en la familia: contaba con los beneficios de formar parte de la realeza pero no tenía la enorme sombra de la corona acechando sobre ella como sí le ocurría a su hermana. El resultado, una mujer rebelde, espontánea, independiente y moderna que, como era de esperar, vestía como quería y rompía todas las normas de moda no escritas. Tacones de aguja, plumas, mezclas de estampados, inspiración animal... nada se le resistía. Incluso cuando fue creciendo y su estilo maduró, seguía aportando toques de fantasía muy fieles a su esencia.
No nos imaginamos en absoluto a su hermana mayor con este tipo de conjuntos, pero esto no significa que Isabel II no haya lucido estilismos ideales a lo largo de los años, sino que ella desde bien joven se ciñó a una imagen atemporal y clásica, muy acorde a su personalidad, con la que se sentía cómoda, en la que los trajes de falda y chaqueta son sus mejores aliados y hay poco margen para rendirse a las últimas tendencias. ¿Ocurrió esto porque sabía que en algún momento llegaría a reinar y buscaba una estética que soportara bien el paso de los años o realmente nunca ha tenido interés en vestir como su hermana? Solo ella (y sus estilistas) lo sabrán.
Sin embargo, el impacto de la Reina a nivel de moda es asimismo innegable, puesto que ha hecho de su particular uniforme: chaqueta abotonada, falda recta y sombrero a juego un auténtico icono reconocible a nivel mundial, siempre acompañado de bolso de mano negro y zapatos de tacón cuadrado. Eso sí, ha dejado más que claro que no tiene nada de aburrida y adora jugar con los colores, puesto que resulta imposible pensar en una tonalidad, por original que sea, que no haya lucido ya.
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El caso de las Duquesas
Aunque no son hermanas sino cuñadas, esta dualidad está presente también entre Kate Middleton y Meghan Markle. Se trata de un caso más sutil que el de Margarita e Isabel, pero está ahí. La duquesa de Cambdridge ya admitió hace tiempo que vestía a sus hijos de manera clásica para que cuando se vieran sus fotos dentro de varias décadas su ropa no hubiera pasado de moda, y la realidad es que, en muchas ocasiones, ella misma sigue esa máxima hasta el punto de que hay looks de hace 15 años que perfectamente podría volver a lucir hoy. Nos encanta Kate y su elegancia innata, pero es cierto que su estilo es totalmente atemporal, quizás influenciado también por esa presión de saber que, en unos años, será reina consorte de Inglaterra. A veces decide innovar y nos sorprende con diseños que no esperábamos ver en ella, pero sus apuestas infalibles para el día a día son el abrigo-vestido, la falda midi, los diseños evasé y las blusas románticas.
Por su parte, la duquesa de Sussex siempre ha tenido más libertad en ese aspecto y, aunque desde su matrimonio con el príncipe Harry comenzó a refinar su estilo y optar por looks más sobrios siguiendo los pasos de su cuñada, es evidente que, al menos en lo que a los estilismos públicos se refiere, es más moderna que ella. Un ejemplo es cómo han afrontado ambas sus embarazos: mientras que Kate ha buscado ocultar su barriguita como era lo normal hace décadas, Meghan ha presumido de curvas premamá mediante vestidos de punto y diseños ultraceñidos. Además, a ella le hemos visto prendas casi prohibidas en el armario de su cuñada, como los shorts o las minifaldas, y looks de belleza mucho más innovadores, manicura negra incluida.
Las princesas de los Países Bajos
Uno de los casos más evidentes de esta diferencia al vestir entre la heredera al trono y sus hermanas menores la encontramos entre las hijas de los reyes Guillermo Alejandro y Máxima. Estamos de acuerdo en que las tres han heredado el gusto por la moda de su madre -de hecho, todas ellas han lucido en alguna ocasión prendas o accesorios de la Reina-, pero, desde hace un par de años, han ido distanciándose poco a poco y definiendo sus estilos personales, siendo la mediana, Alexia, la que más despunta actualmente en cuestiones de estilo. Sus minifaldas, sus tacones altos y sus prendas de firmas de tendencia como Maje o Karl Lagerfeld han conseguido acaparar titulares en todo el mundo, llevando a coronarla como una de las jóvenes promesas de estilo royal a nivel global.
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Leonor y Sofía, cada vez más distantes en cuestiones de moda
Algo similar ocurre en nuestro país con Leonor y Sofía. Aunque durante años han vestido iguales -eso sí, en tonos diferentes-, llevan ya un tiempo definiendo sus distintos estilos adolescentes. Las dos visten siempre de forma muy juvenil y apropiada para su edad, pero es cierto que Sofía suele atreverse con diseños algo más llamativos y de tendencia que su hermana. Adora los bordados, los juegos de volúmenes y los pantalones, que ha llevado incluso a actos oficiales más formales, a diferencia de Leonor, que siempre apuesta por vestidos sencillos en tejidos atemporales como el tweed. La hija pequeña de los Reyes también innova más en cuestiones de belleza, ya que ha lucido modernos peinados que nunca le hemos visto a la princesa de Asturias, por ejemplo el semirrecogido que llevó en Girona el verano pasado.