Mañana 21 de enero será el gran día de Ingrid Alexandra de Noruega. La hija de los príncipes Haakon y Mette-Marit alcanzará la mayoría de edad al cumplir 18 años. A pesar de que se han cancelado varios festejos por el avance del coronavirus, la Princesa ha cumplido con varios compromisos previos a su aniversario. Si hace unos días nos mostraba unos nuevos retratos oficiales con motivo de esta celebración, hoy vivirá una jornada muy especial participando en tres significativas visitas . Primero, y demostrando un estilo mucho más maduro, ha acudido al Storting (parlamento noruego) para, posteriormente, visitar el Tribunal Supremo y la oficina del Primer Ministro.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
La conexión de estilo con su madre
Durante su último posado oficial con motivo de la próximidad de su 18º cumpleaños, Ingrid Alexandra de Noruega mostró un gran cambio de estilo al apostar por un traje sastre que le aportaba una imagen más madura. Hoy, logra el mismo efecto al lucir como prenda principal de su look una chaqueta de color blanco con un solo botón que, según diversas publicaciones especializadas, es un diseño de Stella McCartney que pertenece a la princesa Mette-Marit.
Lo que sí rescata del armario de su madre es un bolso tipo clutch en color burdeos y piel de cocodrilo, de la firma Aspinal of London (96 euros). Se trata de un accesorio que su progenitora lo ha llevado en múltiples ocasiones desde que lo estrenara en abril de 2018.
En su look, Ingrid Alexandra también luce una camiseta básica a juego con su chaqueta y unos pantalones acampanados en contraste. También conectando con su madre, la joven royal luce unos pendientes con aro de oro del que cuelga un gran diamante, una joya que previamente también hemos visto en Mette-Marit.