Un año más -y ya van ocho-, Cristina Pedroche ha revolucionado las campanadas con su lookazo, el cual ha vuelto a cumplir su objetivo de generar debate en los hogares de los españoles y, sin duda, seguirá dando mucho que hablar los próximos días (e incluso meses). La presentadora está acostumbrada a hacer historia Nochevieja tras Nochevieja, y es que, desde que se viera inmersa sin quererlo en una polémica debido a las transparencias de su vestido en 2014, decidió hacer caso omiso a las críticas y apostar por conjuntos llamativos, transgresores y cañeros que no han dejado indiferente a nadie y que han escondido potentes mensajes que no siempre se han sabido (o querido) interpretar. Ahora que por fin hemos visto cuál ha sido su apuesta para despedir el 2021 y dar la bienvenida al esperanzador 2022, hablamos con su estilista, Josie, el encargado de idear este look que ha defindo como 'luciérnaga pospandémica' y coordinar a los diferentes participantes en el mismo.
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Por primera vez, el famoso 'vestido de la Pedroche' no ha sido creado exclusivamente para ella, sino que se ha rescatado una pieza de archivo, concretamente del Museo Manuel Piña, un auténtico referente de moda española en los años 70 y 80. Perteneciente a la colección primavera/verano 1991 del diseñador, esta creación está inspirada en la metamorfosis de los insectos y reptiles y el renacer tras abandonar su antigua piel. Está confeccionada en tafetán calado iridiscente con acabados metálicos y dos aros que generan el efecto visual del caparazón de un escarabajo, y se ha acompañado de una capa alada de BUJ Studio, la cual ha ayudado a mantener el secreto hasta el último minuto del año. Por su parte, Manuel Albarrán se ha encargado de realizar los complementos: casco, uñas y zapatos. Pero, ¿cómo el proceso hasta lograr este trabajadísimo estilismo? Nos lo cuenta su artífice, Josie.
¿Tenías claro desde el principio lo que querías para este año o ha sido un proceso creativo complejo?
Desde que viví en La Mancha el confinamiento de la primera ola y sentí esa sensación colectiva de encierro e incertidumbre, comencé a acordarme de Manuel Piña que debió experimentar esa misma sensación sumada al estigma social de la oleada VIH durante los 90. Él se fue a Manzanares para morir en 1994... Sylvia Polakov (la conocida fotógrafa y amiga común) me contaba que cada día tenían un funeral de amigos de la moda y creadores de toda índole víctimas del SIDA... Comencé a bucear en los catálogos que Sylvia hizo para Piña, en las fotos de García Alix y en los archivos de la Pasarela Cibeles que el genio manchego y autodidacta de la Moda, contribuyó a fundar. Allí encontré desfilando a todas sus musas: Rossy de Palma (que se llama así porque él la bautizó como tal), Bibiana, Elena Barquilla...
Soñé por un momento que Pedroche podía formar parte de ese elenco 30 años después y pensé en buscar un vestido de Piña con el que pudiéramos crear un estilismo absolutamente 2022 para las Campanadas. Hablé con los responsables de su Museo de Manzanares y me brindaron su ayuda; paralelamente propuse la colaboración a Buj Studio y Manuel Albarrán y te diría que, por cómo ha ido transcurriendo todo, Piña ha estado supervisando todo desde donde esté. Él quiso plasmar en este vestido (que pertenece a su última colección presentada en Cibeles) la metamorfosis de los insectos y su renacer, que al completarse con la capa alada de Buj Studio ha resultado ser una especie de una especie de lampírido luminoso.
Desfile de Manuel Piña primavera-verano 1991
El año pasado fue ‘Confinamiento Couture’. ¿Cómo bautizas el look de este año y cómo lo describes en tus propias palabras?
Creo que Pedroche es finalmente una luciérnaga pospandemica (no hay mejor título para este look) que nos ilumina por el camino de salida a este laberinto que hemos vivido todos y que Manuel Piña ya vivió en su día sin escapatoria... Sólo ella con su energía y su luz puede llevarnos a la alegría que aporta cada año a sus campanadas y que estoy convencido disfrutaremos finalmente.
Es el primer año que el vestido no está creado en exclusiva para Cristina, sino que se trata de una pieza de museo. ¿Qué diferencias habéis encontrado a la hora de trabajar con respecto a las anteriores ocasiones?
Lo más importante y difícil, más allá de la búsqueda en los fondos del Museo Manuel Piña de Manzanares, es que Cristina Pedroche pudiera defender el vestido en cuestión. Por eso la primera prueba fue tan emocionante, allí íbamos a descubrir si ella podía aspirar a formar parte de ese elenco de históricas musas de este diseñador que poseen características físicas especiales (altura y un físico potente con rasgos faciales crudos muchas veces pero interesantes), pero sobre todo un aura espiritual que las capacita para defender sus creaciones.
Pedroche ha experimentado una metamorfosis en estos 7 años, que es física y espiritual, si yo hubiera querido ponerle esto en 2015 no hubiera podido porque seguramente no hubiera sido su vestido y en 2022 lo defiende completamente porque ha crecido como persona y es una mujer piña absoluta. Está más guapa que nunca, segura, feliz con ella misma y el mundo que la rodea... Eso se transmite. Al ponerle el Manuel Piña en las instalaciones de Buj Studio aquella tarde, supimos que Pedroche podía defenderlo y merecía la pena empezar a construir ese estilismo que conectara al creador desaparecido con el siglo XXI, que lo devolviera a la vida en la madrugada del 1 de enero de 2022.
Boceto original del diseño de Manuel Piña (1991)
¿Qué opinas de que siempre se cree tanta polémica en torno a este estilismo? ¿Te aburre o te divierte ver las distintas opiniones de la gente?
Amo el revuelo, las críticas, los memes y disfraces de carnaval derivados de las Pedroche Campanadas. Nada de esto tendría sentido sin esas respuestas de amor u odio, sin no dejar indiferente a nadie y lo agradezco muchísimo... El primer año fue difícil porque nunca había vivido ese boom y me quemaron el teléfono, se rompió de tanta actividad... Hoy me enfrento a este evento con repuestos tecnológicos y la experiencia de 7 años aguantando críticas que a veces también son destructivas e irrespetuosas pero dicen más del que las dice, que de los responsables de este éxito.
Boceto de la capa 'alada' de BUJ Studio
Todos los años el look gira en torno a un concepto muy trabajado y se busca transmitir un mensaje. En 2021 fue un homenaje a los sanitarios y en esta ocasión es una oda al renacer. ¿Te molesta que la gente se quede solo con si les gusta o no la estética del diseño y no se fijen en estos mensajes?
Cada año el mensaje de moda es más potente porque no puedo dejar pasar la oportunidad que me ofrece un foco mediático tan enorme (y que hemos creado ampliándose año tras año), para divulgar moda, que es mi misión vital y profesional; pues es a lo que me he dedicado desde hace casi 20 años. Si el día 1 de enero, los niños y jóvenes del mundo se ponen a googlear a Manuel Piña, del que pocos nos acordamos, y conectan con una obra tan vigente y tan capaz de actualizarse en 2022 (la prueba es este estilismo creado para las Pedroche Campanadas), yo me daré por satisfecho. Reconectar con un creador desaparecido o darlo a conocer a la generación Z cuesta millonadas de euros y si no pregúntale a Diego Della Valle cuánto lleva gastado él en resucitar (con éxito) a Elsa Schiaparelli desde que comprara su casa de moda en 2006...
Manuel Piña no es una marca en activo y no pertenece a ningún conglomerado de lujo, tampoco su Museo tiene un presupuesto anual desorbitado para dar fuelle a su figura; por eso es tan increíble haber podido aprovechar esta oportunidad de las Pedroche Campanadas y agradezco infinitamente a Cristina que haya sido tan sumamente generosa y haya conectado desde el primer momento con una acción que contemplo tan filantrópica, tan cultural y tan digna... Dice mucho de ella.
Boceto de los zapatos de Manuel Albarrán
¿Qué le dirías a aquellas personas que opinan que la moda en general, y el look de Cristina en particular son una frivolidad?
Pues que llevan razón, pero no del todo... Si eres un poco sensible e inteligente jamás pasarás por alto lo que hay detrás de la frivolidad porque siempre es una pantalla que esconde mensajes importantes que hay que saber leer entre líneas. Ojalá un público tan masivo como el de las Pedroche Campanadas pueda leer este año el trabajo de Buj Studio, Manuel Albarrán y Manuel Piña; ojalá disfruten este diálogo de creadores en activo y ya desaparecidos, de dimensiones distintas y tiempos que confluyen en Cristina Pedroche... ojalá se animen a acercarse a piña y se den una vuelta no solo por su museo, sino por tantos otros museos textiles esparcidos por nuestra geografía cargados de tesoros tan increíbles como el vestido de este año.