Este fin de semana ha tenido lugar una de las citas más señaladas en el calendario de la Familia Real de Mónaco, el Día Nacional del Principado. Como es habitual, este evento reunió a los Grimaldi prácticamente al completo, aunque hubo una notable ausencia: la de la princesa Charlene, que continúa recuperándose de su malestar físico y mental. Sí acudió su marido, Alberto de Mónaco, y sus hijos, así como las dos hermanas de este, Estefanía y Carolina, que estuvieron acompañadas por sus respectivos hijos. Después de la misa que se celebró por la mañana, en la que todos lucieron elegantes conjuntos ideales para citas de día, algunos de ellos se cambiaron para asistir al tradicional concierto que requiere looks de gala. Una vez más, Carolina y su hija Carlota acapararon todas las miradas gracias a sus espectaculares estilismos.
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Brillos y diamantes para Carolina
La hija de Grace Kelly y Raniero III confió una vez más en su firma de referencia, Chanel, y llevó un traje perteneciente a la colección Pre-Fall 2021 de la firma compuesto por chaqueta de lentejuelas azul noche y falda midi evasé satinada. Lo acompañó de salones con tira ancha sobre el empeine y el clutchcon acabado trenzado que fascina a las royals, el modelo Knot de Bottega Veneta. Además, como suele ser habitual, remató con preciosas joyas, concretamente un conjunto de gargantilla, pendientes, anillo y brazalete de diamantes con gemas azules engarzadas. Su hija, sin embargo, huyó de este tipo de piezas y abogó por una imagen más minimalista y austera estéticamente.
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El minimalismo de Carlota
Carlota también apostó por la maison francesa, a la que le une una estrecha relación tanto personal como laboral, puesto que es actualmente una de sus embajadoras más emblemáticas. Optó por un vestido de cuello a la caja, manga larga y silueta recta hasta los tobillos confeccionado en un tejido de tweed decorado con microvolantes de tul en los hombros y bordados de pedrería. Acompañó esta creación, perteneciente asimismo a la colección Pre-Fall 2021, de unos salones bicolor con tacón midi y lazo a modo de pulsera en el tobillo, así como un bolso acolchado con ribete dorado y cadena de eslabones. Prescindió, eso sí, de joyas, y tal fue su austeridad en el plano de los complementos que no llevó ni siquiera su anillo de compromiso.
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Además, el hecho de recoger su melena castaña en un moño que despejaba su rostro hacía más patente el hecho de que no llevaba pendientes, algo que no es habitual en reinas y princesas durante este tipo de actos. Se decantó además por un maquillaje muy sutil y natural con efecto buena cara cediendo todo el protagonismo al vestido y demostrando que, muchsa veces, menos es más.