No es ninguna novedad afirmar que la industria de la moda asienta cánones inalcanzables que pueden suponer un auténtico problema de salud mental para millones de personas en todo el mundo. A pesar de que estamos viviendo una apertura hacia distintos tipos de belleza y cada vez son más las firmas que abogan por la diversidad de tallas, razas y estilos, todavía queda mucho camino que recorrer. Algunos de los rostros más reconocidos de la industria han admitido estar obsesionados con la estética y con la búsqueda de los nuevos ideales, como es el caso de Olivier Rousteing, director creativo de Balmain. En el documental El huérfano prodigio de Netflix, confesaba darle demasiada importancia a lo que la gente pensara de él (y de su físico), motivo por el que se había sometido a diferentes cirugías y tratamientos, entre ellas, la extracción de las bolas de bichat para conseguir unas mejillas más afiladas. Sin embargo, como él mismo acaba de admitir, su perspectiva cambió desde que sufrió un terrible accidente hace un año, cuyas secuelas no se había atrevido a mostrar hasta ahora.
Una fotografía sin precedentes
El diseñador, que acostumbra a buscar esa imagen de 'perfección' en su perfil, ha roto todos los esquemas al compartir una impactante imagen con la que buscaba desvelar el grave episodio del que se ha recuperado y, a la vez, concienciar de lo engañosas que pueden ser las redes. "Por fin me siento preparado para contar esto, he estado ocultándolo demasiado tiempo y es hora de que lo sepáis. Hace justo un año, la chimenea de mi casa explotó. Me desperté al día siguiente en el Hospital de San Louis en París" comenzaba. Tras agradecer la labor a los profesionales del centro, que, además, estaban mientras lidiando con la pandemia, explicaba que quiso huir de la realidad y evitar que la gente se enterase de lo que había pasado: "Hice todo para esconder esta historia de toda la gente posible e intenté guardar el secreto con mi equipo y mis amigos durante demasiado tiempo. Para ser sinceros no sé por qué estaba tan avergonzado, quizás esta obesión por la perfección que caracteriza al mundo de la moda y mis propias inseguridades..."
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De esta forma, ponía además sobre la mesa un tema que es vox pópuli en el sector pero no todos se atreven a tocar, esa ansiosa búsqueda constante del rostro y el cuerpo perfecto según unos cánones establecidos por la propia industria, los cuales, además, cambian de manera periódica resultando imposibles de alcanzar, lo cual genera frustración en ciertas personas. Este miedo por estar 'feo' o 'imperfecto' fue lo que impulsó a Olivier a ocultar su accidente, evitando mostrarse vulnerable ante la industria y ante sus fans. Sin embargo, tras curarse comenzó a ver las cosas de otra forma y a poner en perspectiva lo realmente importante. Algo parecido le ocurría a la icónica modelo de los 90 Linda Evangelista, quien hace un par de semanas admitía llevar años ocultando su rostro y sin trabajar debido a un procedimiento estético que salió mal, lo que llegó a provocarle una dura depresión.
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En busca de la libertad
"Cuando me recuperé, trabajé día y noche para olvidar y crear mis creaciones, intentando hacer que el mundo soñara con mis colecciones y a la vez ocultando las cicactrices con mascarillas, cuello alto, manga larga y múltiples anillos en mis dedos en entrevistas o sesiones de fotos. Y me di cuenta realmente de que el poder de las redes sociales es mostrar solo lo que quieres. Esto permite que creemos nuestra propia narrativa especial que evita lo que no queremos ver o mostrar: este es nuestro nuevo mundo. Ahora, un año más tarde, curado, feliz y sano, me doy cuenta de lo afortunado que soy y doy gracias a Dios cada día." contaba Olivier.
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Además, explicaba que este episodio le había afectado hasta tal punto que incluso sus prendas se habían inspirado en él, y lo cierto es que si repasamos la colección primavera-verano 2022 de Balmain se pueden ver perfectamente las referencias a los vendajes. "Mi último desfile trató sobre la celebración de la curación sobre el dolor y agradezco a todas las modelos, el equipo de Balmain, la familia y mis amigos que vinieron no solo a celebrar 10 años de Balmain sino también mi renacer. Hoy, me siento lubre, bien y afortunado. Empiezo un nuevo capítulo con una sonrisa en la cara. (...) Nunca os rindáis, después de la tormenta siempre llega la calma". Finalizaba recordando la sensación de libertad -palabra que, por cierto, daba nombre a la colección- que sintió cuando le quitaron todas las vendas, esas que tienen tanta presencia en sus últimas propuestas.