En todo enlace matrimonial hay tres mujeres que captan la atención de todos los invitados: la novia, la madrina y la madre de la novia. Así sucedía hoy mismo durante la boda de Jaime de Borbón-Dos Sicilias y Lady Charlotte Lindesay-Bethune, la cual ha tenido lugar esta mañana en la Catedral de Santa Maria la Nouva de Monreale -considerada por muchos como 'el templo más bonito del mundo'- y que ha reunido a ilustres invitados de la realeza y la aristocracia. Sin embargo, tras develarse el maravilloso diseño escogido por la novia, las miradas se han desviado hacia la madrina y madre del novio, Sofía Landaluce y Melgarejo, y Diana Mary Chamberlayne-Macdonald, madre de la novia.
El guiño al protocolo español de la madrina
Como una de las grandes protagonistas de la ceremonia, la duquesa de Calabria ha escogido un impresionante vestido de manga larga y falda hasta los pies confeccionado en un tejido en color rosa empolvado. De cuello redondo, la prenda presentaba cuatro broches negros en la parte superior a modo de botones que entallaban el pecho y marcaban la cintura, desde donde nacía una abertura frontal que se extendía hasta los pies y mostraba un tejido interior de acabado satinado, de tal forma que creaba el efecto de un abrigo largo.
Así, y al igual que hiciera Enriqueta Fernández Govantes durante la boda de su hijo Santiago Benjumea e Inés Martín Alcaide, Sofía Landaluce ha querido desmarcarse de las clásicas tonalidades rojas y fucsias asociadas a las madrinas. Como complementos, la madre del duque de Noto ha escogido un bolso de mano y unos guantes en color gris plateado, así como una mantilla en color negro, como un bonito guiño a la tradición española, cuyo protocolo marca que las madrinas deberán llevarla si la boda es religiosa y formal.
La madre de la novia y el azul más favorecedor
Por su parte, la madre de la novia también ha aportado otro toque de color gracias a su espectacular conjunto de dos piezas en un llamativo azul turquesa, compuesto por un vestido midi con falda acampanada y una chaqueta con solapas marcadas, entallada en la cintura a través de una doble botonadura y cuyas mangas, de largura 3/4, presentaban un original remate con volantes y lazada. Todo ello en un tejido satinado que conectaba con el estilismo de la madrina. En cuanto a los complementos, Diana Mary Chamberlayne-Macdonald ha escogido un bolso de mano, guantes y zapatos de salón en color nude, y una pamela con lazada que reunía los dos colores que protagonizaban su estilismo.