En sus casi 20 años como royal, Máxima de Holanda ha demostrado gran dominio de las tendencias de moda, de modo que no sorprende cuando sus trucos de estilo se cuelan en los armarios de conocidas actrices e influencers, como Paula Echevarría. Desde la enorme pamela de plumas con las que impactó en la boda de los Reyes de España hasta los impresionantes apliques de encaje azul eléctrico que vistió en su propia coronación, se ha ganado un sitio entre las royals mejor vestidas gracias a sus arriesgadas apuestas. Sin embargo, no siempre fue reconocida por estas coloridas elecciones, y prueba de ello es el look minimalista con el que hizo su primera aparición en una boda real con motivo de la unión entre Haakon y Mette-Marit de Noruega hace exactamente dos décadas.
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- Los inolvidables looks de las 'royals' en la boda de Máxima de Holanda hace 19 años
Espectacular con un sencillo vestido liso
Cuando aún era la prometida del entonces príncipe Guillermo, Máxima asistió a la boda de los príncipes herederos Haakon y Mette-Marit de Noruega con un vestido de cuello francés en una tonalidad azul grisáceo que a la luz se iluminaba en contraste con su bronceada piel. Lo acompañó con un sobrio kimono negro de seda y zapatos cerrados de tacón ancho y muy bajo en el mismo color. Este estilismo supuso su primera vez en una boda real de la mano de su actual marido tras haber anunciado su compromiso meses antes, en marzo del mismo año.
- El vestido de novia de Máxima, una impresionante pieza de museo: dónde y cuándo verlo
Joyas históricas de la Casa Orange
Aquel día de agosto se recuerda como una de las grandes puestas de la tiara Flor de Lis de la familia real holandesa. A pesar de no estar casada aún, Máxima tenía acceso al joyero de los Orange y optó por esta reversión sencilla de una antigua diadema de diamantes con llamativas perlas de lágrima a juego con los pendientes y el broche. Para la ocasión, prescindió de las perlas que solían decorar la tiara, piedras que -según se sospecha- podrían datar del siglo XVII. Transformar coronas históricas se ha convertido en un hábito conveniente para Máxima cuyo fin es adaptar cada una a la ocasión, como hizo por última vez el pasado mes de julio con la valiosa tiara Estuardo. Retirar las perlas para el enlace noruego resultó una decisión más que apropiada para cumplir su rol de invitada, triunfando con su discreto pero elegantísimo look.
Conectó con la novia en menos de 24 horas
Una de las reglas inquebrantables en cualquier boda es que jamás se debe vestir de blanco, pues este color está reservado únicamente para la protagonista de la ceremonia. Sin embargo, no hay normas que prohiban coincidir con ella con unas cuantas horas de diferencia. ¿A qué nos referimos? Pues a la sorprendente similitud entre el vestido liso de Máxima y el diseño satinado de escote redondo que vistió la princesa Mette-Marit con complementos forrados en el mismo tejido para su preboda la noche anterior.
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