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En el marco de la cumbre del G7, la duquesa de Cambridge visitó esta tarde la Academia Connor Downs de Cornualles en compañía de la primera dama de Estados Unidos, Jill Biden, donde ambas conversaron sobre la importancia de la educación primaria. En un primer momento, parecía que Kate estaba reciclando para la ocasión uno de sus looks de invitada más comentados, que incluso ha reformado para lucir en dos eventos reales de gran embergadura. Aunque se haya despejado la incógnita, el vestido rosa que ha escogido para su cita de hoy deja en constancia, años después, un claro patrón de estilo en su armario.
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Su fórmula para estilizar
En su encuentro con la primera dama de Estados Unidos, Kate lució un vestido midi de cuello caja y manga corta en color frambuesa, de Alexander Mcqueen. A pesar de no ser parte del diseño original, añadió un cinturón en el mismo tejido con el fin de definir su cintura. Este detalle, en conjunto con el corte recto y ceñido de la falda lápiz, estiliza su esbelta figura al máximo. Finalmente, completó el look con un mini bolso de mano en rosa palo, de LK Bennett Milly; salones nude, de Rupert Sanderson, y una mascarilla floral, de Amaia Kids.
El vestido rosa fucsia de cuello caja con frente drapeado, mangas cortas y falda lápiz pertenece a una pasada colección de la icónica marca británica, la misma encargada de confeccionar su vestido de novia. En el catálogo, el estilismo se mantiene fiel a los orígenes atrevidos de la firma, ya que se complementa el vestido con un calzado de piel con tacón metalizado y hebilla, medias de cuero y doble cinturón, también en cuero negro.
Una firma británica, dos vestidos: la clara preferencia de Kate
En primera instancia, el modelo que ha escogido para su reunión de hoy podría confundirse con uno de sus vestidos de invitada más recordados, el de la boda de Eugenia de York, que tuvo lugar en octubre de 2018. También de tonalidad frambuesa y firmado por Alexander Mcqueen, resulta casi idéntico al que ha estrenado Kate esta tarde, salvo por sus mangas francesas, hombros ligeramente más abullonados y falda trapecio plisada. Es tal su fascinación por estos vestidos que, con motivo del 91 cumpleaños de Isabel II, un año antes de dicho enlace, lució el mismo modelo en rosa pastel. Su elección de hoy se distingue por ser la versión un tanto más práctica y discreta de ambos ejemplares.
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Rosa para las mujeres poderosas
Si se hubiesen puesto de acuerdo, no hubiese salido tan bien. Por el contrario, son estas casualidades de estilo las que hacen de estos momentos unas anécdotas dignas de recordar. El conjunto de Jill Biden también estaba cargado, a través de su chaqueta de tweed, del potente rosa que ha unido a las mujeres poderosas en sus citas protocolares de las últimas semanas, desde Máxima de Holanda hasta doña Letizia. De hecho, la Reina esta mañana ha vuelto a recurrir, de pies a cabeza, a este color supertendencia, haciendo uso de un vestido que la conectó con la anterior primera dama de Estados Unidos.
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