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Ayer los Trump volaron a Cabo Cañaveral, sede de las actividades espaciales de EEUU desde 1950, para presenciar el despegue de la nave tripulada Space X, un ascenso que finalmente no pudo realizarse debido a las condiciones meteorológicas adversas. Sin embargo, el Presidente y su familia aprovecharon para visitar las instalaciones del Kennedy Space Center. Para la cita, tanto Melania como Ivanka Trump apostaron por estilismos muy sofisticados protagonizados por la que es, sin duda, su combinación estrella en actos de día: vestido midi y taconazos de aguja.
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La Primera Dama se mantuvo totalmente fiel a su estilo y buscó potenciar sus características curvas con un diseño entallado. Concretamente, se decantó por una pieza de cuerpo ceñido sin mangas, con escote redondeado y falda en línea 'A' firmado por la marca Azzedine Alaïa, una de las preferidas de Melania. Acompañó este modelo, confeccionado en un tejido elástico de estampado floral en tonos azules y blancos, de unos sencillos stilettos de tacón fino. En cuanto a los complementos, abogó por el minimalismo al prescindir de joyas y bolso, llevando únicamente unas gafas de sol con cristal de espejo en clave XL. Como es habitual, dejó su larga melena suelta, peinada con raya al medio y ondas muy naturales.
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Por su parte, la hija de Donald Trump también eligió un vestido midi evasé, aunque de estilo muy distinto al de su madrastra. Se trataba de una creación perteneciente a la colección de primavera de la casa Lela Rose, que tiene un precio de 1,790 dólares (unos 1625 € aproximadamente). El diseño contaba con escote halter rematado por un lazo en la espalda, cuerpo entallado con hilera de botones forrados frontal y abertura en la falda. El blanco impoluto de la pieza estaba roto por una gran rosa frontal de un llamativo tono naranja que transformaba por completo el look y atraía todas las miradas.
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Para rematar, se subió a unos salones de ante en tono topo y escogió un bolso mediano en color blanco. Al contrario que Melania, recogió su melenita rubia en un moño bajo, lo que nos permitió apreciar sus finos pendientes de aro dorados. Mención aparte merece su mascarila, que iba perfectamente conjuntada con el resto del estilismo.