El lunes 9 de marzo, Meghan Markle y el príncipe Harry participaban en su último acto oficial como senior royals antes del popularmente conocido como Megxit o Sussexit (a partir del próximo 31 de marzo dejarán de ser considerados como altezas reales). Dicho evento histórico fue la misa con motivo del Día de Commonwealth en la Abadía de Westminster, donde la Duquesa triunfó con un espectacular vestido verde con capa al más puro estilo superwoman. Sin embargo, todos pensábamos que este sería su último look antes del adiós, pero no era así porque queda por ver uno al que además acompaña uno de sus trucos de tendencia más favorecedores para estilizar su figura.
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Durante la pasada semana, el príncipe Harry y Meghan participaron en la grabación de un documental para The Queens Commonwealth Trust. Un proyecto audiovisual, junto a jóvenes líderes y donde respondían a diversas cuestiones como presidente y vicepresidente de la Commonwealth, en el que la Duquesa optó por llevar un vestido plisado de color marrón toffee, con manga larga y cuello a la caja.
Se trata de una creación de Preen by Thornton Bregazzi bautizada con el nombre de modelo Glenda (813 euros). Llama especialmente la atención por su falda asimétrica, un corte que no es nuevo en el vestidor de Meghan y con el que ha conseguido grandes looks caracterizados por su potente efecto estilizador. Además, esta prenda se ciñe estratégicamente a la figura para un acabado aún más favorecedor.
Poco más necesita Meghan para triunfar con este inesperado look. En las escasas imágenes que vemos, se adivina que la Duquesa recupera de su joyero unos pendientes de oro amarillo de 18 quilates con forma de onda de 13 milímetros que pertenecen a la firma Edge of Ember (81 euros). Una discreta joya que se coordina a la perfección con su vestido.