Ante la incertidumbre de la participación de los duques de Sussex en los actos públicos relacionados con la Familia Real británica durante los próximos meses (a partir del 1 de abril podrán diseñar su propia agenda), los premios Endeavour de este año se auguraban emocionantes por triple partida. La velada premia a cuatro miembros de las Fuerzas Armadas, ejemplos de superación, que han participado en competiciones deportivas o desafíos después de haber sido heridos o haber padecido una enfermedad en servicio. También sería una de las ediciones más especiales ya que, quizás, se convertiría en la última a la que acudirían ambos miembros de la realeza. Y, en tercer lugar, por el estilismo que elegiría Meghan Markle. Si de algo se había encargado estos dos últimos años había sido de afianzar su costumbre de reinterpretar a su manera el look masculino. Contra todo pronóstico, se alejó de la elegante estética que había preferido en las otras ocasiones y lució un vestido sencillo en clave working, un modelo que, además, supone que ha cambiado de idea respecto a una diseñadora de talla mundial.
La sorpresa de sus fans ha sido mayúscula al descubrir que el diseño de Meghan, en color azul turquesa de manga corta y cuello caja, forma parte de las creaciones de Victoria Beckham, quien, hasta hace unos años, entraba en su lista de diseñadores 'prohibidos'. Y es que en 2017 la mujer del príncipe Harry llegó a confesar en una entrevista que, por mucho que le gustaba su visión creativa, no se veía capaz de sentirse favorecida llevando una de sus creaciones. Sin embargo, desde esas declaraciones, mucho ha cambiado el armario royal de la duquesa de Sussex. Y es que esta es la tercera vez que se atreve con una prenda de la excantante.
¿La diferencia respecto a las otras ocasiones? Que sus dos primeros modelos fueron estrenados estando embarazada, lo que podría probar que, por fin, se siente lo bastante segura como para lucirlos de la manera que la británica imagina cuando los diseña. La prenda se ceñía a la cintura y recogía su silueta mediante una falda tubo de largo intermedio, que terminaba debajo de sus rodillas. El modelo, bautizado como T-shirt fitted dress -por estar inspirado en la sencillez de una camiseta tal y como recoge su descripción-, ya está desapareciendo de la web pese a su precio (1.120 euros). Si algo queda claro que el 'efecto Meghan' sigue intacto después de su decisión de alejarse de la familia Windsor. En el caso de que se agote, además de la versión turquesa, también existe la posibilidad de adquirirlo en azul marino con un estampado de 'pata de gallo'.
Recurriendo al minimalismo, como es habitual en la mayoría de sus elecciones, la duquesa de Sussex también lució complementos muy simples, pero impactantes dentro de la mezcla final. Además de unos stilettos de Manolo Blahnik -el clásico diseño terminado en punta con tacón de aguja que es el modelo de cabecera de las royals y primeras damas-, el otro detalle que sumó puntos de estilo a la combinación fue un bolso de mano rígido con cierre de boquilla. Un accesorio con vetas azuladas que ponía el broche de oro al look final.
La esperada reaparición de Meghan Markle junto al príncipe Harry en Reino Unido