Tras meses de ensayos, una estricta alimentación, rutinas de ejercicio sin fin y, sin duda, muchos nervios, Shakira y Jennifer Lopez han ofrecido un espectáculo para el intermedio de la Super Bowl LIV que no será olvidado fácilmente. Las dos estrellas se unieron en un show sin precedentes en el que no solo los bailes y canciones fueron el centro de atención para todos los espectadores. Las cambiantes combinaciones de las artistas se convirtieron también en uno de los elementos más comentados de la noche. Y es que, acostumbradas a deslumbrar sobre el escenario en sus giras mundiales con un vestuario de altura, nadie ponía en duda que las elecciones estilísticas para el espectáculo no podrían ser menos, hasta el punto de que han alcanzado la categoría de históricas. De hecho, una de las imágenes que ha dejado el poderoso 'enfrentamiento' en el Estadio Sun Life de Miami para el recuerdo ha sido la de ambas divas abrazadas con looks en dorado y plateado, como auténticas reinas.
La estampa final, con las deslumbrantes estrellas cubiertas en metales preciosos, distaba mucho de su primera aparición sobre el escenario, ya que se fueron cambiando de look en plena actuación. Antes de reunirse, entraron por separado con un estilismo que, realizado en exclusiva por diseñadores de talla mundial, dejaba salir el gusto personal de cada una. En el caso de Jennifer Lopez, como si de una Cenicienta moderna se tratara, fue un top negro que imitaba una cazadora rematado con una falda fucsia larga el que inauguraba su interpretación.
La prenda XL en rosa desapareció revelando que se trataba en realidad de un body de cuero con tachuelas, perfectamente coordinado con unas altísimas botas over the knee, un traje que su personaje de 'Estafadoras de Wall Stree't habría aprobado. La creación estaba firmada por Versace, que mantiene una relación especial con la del Bronx no solo por volver icónico el vestido con aberturas y transparencias que llevó a los Grammy en 2001. También porque este año es imagen de campaña de la marca dirigida por Donatella.
Con inspiración motera, el primer conjunto se encontraba a años luz de la inspiración que siguió Shakira, un dos piezas de top y falda en color rojo de Peter Dundas. A modo de vestido-joya, las prendas estaban cubiertas de intrincados bordados realizados con abalorios, una combinación que reflejaba la estética gipsy que tanto caracteriza a la colombiana. Además, el diseño ocultaba sorpresa, como el de Jennifer, ya que iba convirtiéndose conforme avanzaba la interpretación. Ciertas partes podían quitarse y agregarse, como fue el caso de la falda de flecos brillantes. ¿Y el espectacular broche final? Unas botas hechas a mano por Dan Life con más de 30.000 cristales que brillaban al ritmo de la cantante.
La silueta de una pieza fue la que mantuvo Jennifer Lopez para su segunda combinación, un mono plateado con partes en nude que actuaban a modo de transparencias. También obra de Versace, las aplicaciones metalizadas resbalaban por las curvas de la intérprete de 'El Anillo', una obra que necesitaba ser funcional ya que fue con la que demostró, una vez más, sus habilidades como bailarina de pole dance que tuvo que aprender para su último proyecto cinematográfico. Antes de terminar, JLo se enfundó en un abrigo de plumas que formaba la bandera de Estados Unidos y de Puerto Rico para homenajear a sus dos patrias.
Debajo de la prenda larga tricolor ocultaba su última elección: un vestido que imitaba un corsé con transparencias y tiras cruzadas lleno de cristales, un acabado que hacía que cada movimiento de la diva del pop resultara mágico. También Shakira le fue fiel al dos piezas en versión dorada al llevar un a cazadora, crop top a juego y culotte de cintura alta. Tres piezas cubiertas de abalorios y lentejuelas en dorado. Las tiras brillantes de strass a modo de flecos del segundo look creado por Peter Dundas tampoco faltaron en la parte de abajo de la artista haciendo todavía más espectaculares sus famosos bailes empleando únicamente la cadera.
Shakira celebra su cumpleaños en la Super Bowl