Como cada 6 de enero, doña Letizia y el rey Felipe VI han asistido esta mañana a la celebración de la Pascua Militar, el primer acto oficial de cada año con el que ponen fin a las vacaciones de Navidad y arrancan su agenda de 2020. En su llegada al Palacio Real, donde han tenido lugar los diferentes actos, los Reyes han sido recibidos por el presidente en funciones Pedro Sánchez, así como la ministra de Defensa, Margarita Robles, y el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska. Siguiendo la tradición y la etiqueta, que cataloga el evento como una cita formal, la Reina ha apostado por un estilismo de lo más elegante que mantiene la línea de sus anteriores looks y, sin embargo, es uno de los más arriesgados hasta el momento.
Para la ocasión, doña Letizia ha escogido un vestido de largo hasta los pies en color classic blue, un tono que no había lucido hasta el momento y que ha sido escogido por Pantone como el color del año 2020. Aunque el azul es uno de los colores preferidos de la monarca para esta celebración, siempre se había decantado por otros más oscuros y no tan llamativos. Además de la tonalidad, el patrón del vestido es otra novedad. Si hasta hoy Letizia había recurrido a diseños de corte recto, falda larga y escote cerrado, este año ha optado por un modelo de silueta wrap, escote en pico y abertura lateral en la falda, con cuello de solapas y cierre lateral a través de un botón plateado. Un corte que ha convertido a este modelo en una de los más favorecedores, ya que afina y estiliza visiblemente su figura.
Para completar el look, la reina Letizia ha escogido unos zapatos de tacón fino en color negro y joyas con una alta carga emocional. Además del anillo dorado de Karen Hallam que le regalaron sus hijas, una de sus joyas favoritas que ha llevado, de nuevo, en el dedo índice, la Reina ha lucido de nuevo los pendientes de su preboda, que no se había puesto de la cena que se celebró en 2004. Se trata de un modelo de perlas con detalles de brillantes y zafiros que imitan el efecto de los pétalos de una flor. Siguiendo la línea de los últimos dos años, su peinado recogido con trenza restaba seriedad al conjunto, gracias al aire desenfadado que le conferían los mechones sueltos. En cuanto al maquillaje, la mujer de Felipe VI ha mantenido su apuesta ganadora con una base natural, sombras de ojos en tonos burdeos, delineador y máscara de pestañas negros y labios en color nude.
Aunque la parte inferior del vestido de doña Letizia mantiene un corte recto hasta los pies, al caminar la abertura lateral de la falda confería movimiento al diseño y añadía un extra de feminidad que no hacía sino aumentar la elegancia del conjunto. Un detalle que hemos podido apreciar durante los actos celebrados en la Plaza de Armería, donde el sol ayudaba a resaltar aún más el tono del vestido, que resultaba de lo más favorecedor.