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La noche londinense se ha teñido de elegancia con motivo de la Royal Variety Performance, una ocasión en la que varios artistas de fama internacional -Rod Stewart, Mabel o Robbie Williams actuarán en esta ocasión- se reúnen sobre el escenario del London Pallanium. Si hace un año, Meghan Markle se convertía en la auténtica revelación de la velada al camuflar su embarazo con un top bordado, en la edición del evento de este lunes, ha sido la duquesa de Cambridge la indiscutible protagonista. De todas las ocasiones en las que Kate Middleton ha asistido al acto, es quizás uno de los más inolvidables por el que apostó en 2017, un diseño al más puro estilo Elsa de Frozen con el que impactó en el concierto benéfico. Para esta ocasión, ha preferido volver a sorprender, pero optando por otra tendencia de la temporada, la de las transparencias que, en su caso, incluían un efecto visual gracias a su nuevo vestido.
El diseño era obra de Alexander McQueen, un vestido de manga larga y escote corazón -algo que se ha visto en anteriores colecciones de la firma- que jugaba con el encaje a modo de transparencias. Al llevar la tela en color nude, la duquesa de Cambridge tenía garantizado un resultado muy atrevido que no era otra cosa más que un efecto visual fruto de la superposición. Por otro lado, la prenda en tul negro semitransparente, llevaba diferentes bordados (flores, lunares y líneas) para darle un toque más romántico a la mezcla, ya que si algo caracteriza a este diseñador es que sus creaciones siempre tienen una personalidad teatral.
Detalles como el ribete negro del escote mixto -un híbrido entre cuadrado y corazón- o la cinta que marcaba el talle de Kate Middleton, potenciaban la silueta de la mujer del príncipe Guillermo de una manera sofisticada, especialmente teniendo en cuenta que la zona de los hombros estaba ligeramente abullonada, tal y como dictan las nuevas propuestas de pasarela. Como beauty look, Kate Middeton prefirió rebajarle formalidad al modelo llevando su melena suelta con ondas marcadas, la manera de lograr un peinado que resaltara sus facciones sin que resultara demasiado arreglado -lo que le habría robado protagonismo al vestido-.
Los complementos siguieron la línea elegante de su look con ilusión óptica empezando por los zapatos, ya que recurrió al diseño que más abunda en el armario de las royals y las primeras damas, unos stilettos negros. Aunque el diseño de Alexander McQueen llamaba la atención lo suficiente gracias a sus bordados, unos pendientes de Erdem remataron la mezcla de la Duquesa. Por último, añadió un bolso de mano negro que, además de hacer juego con su modelo, sumaba puntos de estilo a la composición final.
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