Representantes de las monarquías de todo el mundo como Guillermo y Máxima de Holanda, Federico y Mary de Dinamarca o Felipe y Matilde de Bélgica se han dado cita en el Salón de Estado del Palacio Imperial de Tokio (Japón) para asistir a la ceremonia de entronización del emperador Naruhito, junto a la emperatriz Masako. Un solemne acto (que se distancia de la sencillez ceremonial que simbolizó su relevo en el trono tras la abicación de su padre, el emperador Akihito, y que precede a una cena de gala) en el que tampoco han faltado los reyes de España. Para la ocasión y cuando todavía no hemos olvidado su elegante elección en los Premios Princesa de Asturias 2019, doña Letizia ha vuelto a triunfar con una imagen impecable.
El primer look que nos regaló la Reina fue un conjunto de traje de chaqueta negro de Carolina Herrera que se convirtió en un revelador estilismo de viaje. Lo llevó en Madrid antes de subir al avión que le llevaría a Japón y en el aeropuerto de Haneda (Tokio) tras aterrizar. Ahora, su elección en el Palacio Presidencial es muy diferente.
Para la ocasión, se ha decantado por un nuevo vestido largo con estampado floral sobre fondo verde, que acompañaba de un ancho cinturón con el que definía su silueta. Firma esta creación Matilde Cano (modelo de su colección avance para el verano de 2020), sello cordobés en el que ya confió en la primavera de 2018 antes de su cita con Melania Trump. Lo combinó con un clutch en tono rosa palo, modelo Victoria Insignia de CH Carolina Herrera (550 euros). Acorde con el protocolo, la Reina optó por llevar un tocado, un accesorio poco habitual en ella. Concretamente, se decantó por una diadema confeccionada artesanalmente en rafia y terciopelo rosa empolvado de la firma sevillana Nana Golmar. También incorporó la banda de la orden japonesa de la Preciosa Corona, un obsequio que recibió durante su Visita de Estado a Japón en la primavera de 2017.
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Como culminación de su subilme look, doña Letizia optó por recuperar piezas del joyero real. Por primera vez, la Reina ha llevado uno de los denominados collares de chatones, que tiene su origen el regalo de bodas que Alfonso XIII le entregó a su esposa la reina Victoria Eugenia. El original, al que posteriormente se le fueron añadiendo diamantes hasta llegar a dividirlo en dos, pertenecía a la firma Ansorena y estaba valorado en 175.000 euros.
Junto a esta novedad, doña Letizia también ha querido llevar otras joyas. Como pendientes, se ha decantado por unas piezas de diamantes y esmeraldas, que pertenecen a la reina emérita Sofía y que no es la primera vez que lleva. No falta tampoco su anillo artesanal de Karen Hallam y sorprende con una pulsera de diamantes a juego.