Ayer el Primer Ministro australiano, Scott Morrison, y su mujer, Jenny Morrison, aterrizaron en Washington para una visita oficial a Estados Unidos, en la cual Donald y Melania Trump están ejerciendo de prerfectos anfitriones. En estas primeras 24 horas de reuniones, la Primera Dama estadounidense nos ha sorprendido con dos impecables looks que demuestran cierta innovación en su vestidor. Uno de día y uno de gala, ambos estilismos han sido perfectos y resultan totalmente inspiradores, además de tener varios puntos en común entre sí que demuestran que está al tanto de las últimas tendencias en moda. ¿Con cuál te quedas?
Para dar la bienvenida al matrimonio australiano a la Casa Blanca, Melania dejó los colores vibrantes a los que nos había acostumbrado últimamente en favor de un suave tono azul tiza, que recordaba al de aquel famoso vestido al estilo Jackie Kennedy que lució el día de la investidura de su marido en enero de 2017. De esta forma, escogió un diseño midi de silueta lápiz con escote barco y una ligera abertura en forma de 'V' en el escote, que añadía corte a la cintura y manga francesa de efecto puffy. Este detalle abullonado, además de aportar volumen y un toque de originalidad, deja claro que la esposa de Donald Trump es conocedora de las últimas corrientes en moda, pues es una tendencia a la que no solo se han sumado las expertas en moda sino que también ha conquistado a Meghan Markle, quien lo añadió a su perfecto look de invitada para la boda de Misha Nonoo anoche.
Además, esta pieza escondía un mensaje, puesto que está firmada por una marca australiana, un gesto con el que Melania ha querido tener un detalle con sus anfitriones al apoyar su industria textil. En concreto, pertenece a la casa Scanlan Theodore, y se encuentra a la venta a través de su página web por 800 dólares (unos 726 euros). Como es habitual en ella, lo ha combinado con unos altísimos salones, en esta ocasión su par de animal print de Christian Louboutin.
En el banquete de estado ofrecido por la noche, Melania continuó con la paleta de color empolvada y apostó por un estilismo en verde menta, protagonizado por un fabuloso vestido de gala que dista mucho de sus elecciones habituales para este tipo de citas. Se decantó por una creación de J.Mendel con cuello redondeado, cintura entallada y falda plisada en línea 'A' que, a pesar de no contar con mangas globo como la anterior, sí que añadía volantes verticales a modo de cascada que caían por toda la prenda y otorgaban sensación de volumen en los brazos. Lo combinó con salones satinados a tono, y, de nuevo, prescindió de bolsos o joyas.