Por todo lo alto ha sido la inauguración de la Casa ¡HOLA!, una ocasión en la que la noche madrileña se ha convertido en el punto de encuentro entre algunas de las celebridades más importantes del país. Los primeros en descubrir el lugar, situado en el Palacio de las Alhajas, que se ha abierto especialmente por la celebración del 75 aniversario de la revista, se han puesto sus mejores galas para uno de los cumpleaños más especiales de ¡HOLA! Entre ellos, Eugenia Silva ha conseguido sorprender con un estilismo con el que resultaba misión imposible pasar desapercibida. Haciendo de las últimas tendencias su mejor apuesta, la modelo lució un vestido que, si ya impactaba el resultado final, mirarlo al detalle era incluso más extraordinario.
El evento era español, pero la personalidad de su vestido, 100% italiana. La maniquí apostó por Schiaparelli para acudir al evento nocturno. Un vestido color amarillo mostaza con tirantes y escote redondeado que iba ceñido a la cintura. La falda recta, hasta los tobillos, llevaba una caída con mucho cuerpo, ya que el tejido de la prenda de alta costura era de un acabado similar al cuero. Además, el relieve inspirado en la piel de avestruz con plumas negras, sumaba puntos de impacto. Pero quizás fue otro de los elementos más sorprendentes, el hecho de que Eugenia combinara su lookazo con unos guantes a juego, el toque final que, con las pulseras sobre la muñeca izquierda, le daba ese aspecto de diva que nos recuerda automáticamente al estilismo de Marilyn Monroe en Los caballeros las prefieren rubias.
El vestido, hecho a medida de la modelo y hasta con el largo personalizado, se presentó en pasarela hace unos meses, como parte destacada de la colección Otoño/invierno 2019 de alta costura en París. Una propuesta colorida con mucha textura inspirada especialmente en las aves como loros o avestruces, el animal que sirvió de punto de partida a la hora de desarrollar la obra que escogió Eugenia. Y, ya que las plumas, el detalle que más dinamismo dotaba a la prenda, eran de color negro, la maniquí llevó el resto de los accesorios a juego, un bolso de mano rígido y unos zapatos terminados en punta con pulsera al tobillo. Un resultado final de matrícula de honor.