No hay duda de que Meghan Markle es una de las royals más mediáticas del panorama internacional, por lo que tampoco sorprende que cada una de sus apariciones públicas sean estudiadas con lupa y analizadas hasta el más mínimo detalle. El pasado viernes se dio a conocer que había volado a Nueva York para apoyar una vez más a su amiga Serena Williams, lo que generó un gran revuelo para sus fans. El sábado la tenista jugó la final del US Open, y, entre los familiares y amigos que la apoyaban desde la grada, se encontraba la duquesa de Sussex, quien vivió el partido con una gran intensidad y su sonrisa de siempre. En esta cita, volvió a derrochar estilazo y sofisticación gracias a un look sencillo y totalmente adecuado que volvía a conectar su vestidor con el de la reina Letizia.
Meghan apostó de nuevo por el tejido vaquero y estrenó un diseño camisero de manga larga y falda por encima de la rodilla que añadía un cinturón incorporado para entallar su silueta. Este tipo de vestidos se han convertido en una de las grandes señas de identidad de su armario tanto durante como después de su embarazo, y lo cierto es que no sorprende ya que son totalmente cómodos. A pesar de que el que lució este sábado era de la marca J.Crew, recordaba inevitablemente al de Hugo Boss que tiene doña Letizia, puesto que están confeccionados en una tela similar y cuentan con un patrón casi exacto. Para protegerse del frío, la Duquesa agregó un abrigo ligero gris de la misma firma.
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Todas las miradas estaban puestas en el vestido y la curiosa conexión con la Reina, por lo que, en un principio, pasó desapercibido un detalle del estilismo que guardaba un tierno significado, y es que Meghan completó su conjunto con una joya en homenaje al príncipe Harry. Concretamente, eligió una fina cadena de oro de la que colgaban dos pequeñas chapas, una con la letra M grabada y otra con la H, las iniciales de la pareja. Estas finas piezas pertenecen a la firma de joyería Mini Mini, y están realizadas en oro de 14 kilates a mano por artesanos de California. Tienen un precio de aproximadamente 221 euros (cadena + un colgante) y son totalmente personalizables, ya que se puede elegir el material, la inicial y la piedra preciosa de adorno. En el caso de la duquesa de Sussex, escogió un tradicional diamante blanco.
No es la primera vez que Meghan decide mandar mensajes a través de su vestidor, puesto que ha tenido varios gestos con la que hubiera sido su suegra, Diana de Gales, y con su cuñada Kate Middleton. De hecho, hace dos meses estrenó otra simbólica joya a su paso por Wimbledon, un colgante con una A en honor a su pequeño Archie. Esta vez ha preferido presumir de amor hacia su marido de una forma muy similar, dejando claro que su matrimonio pasa un momento totalmente feliz.