Penélope Cruz, la novia de Venecia

La actriz llegó y venció con su look de alta costura. Un diseño de inspiración nupcial que ha dado la vuelta al mundo

Por Mara Mariño

El Festival de Cine de Venecia es una de las citas señaladas en el calendario de los amantes de la moda, y la 76ª edición del certamen no ha sido la excepción. Uno de los platos más fuertes, siempre estilísticamente hablando, ha sido el paso de Penélope Cruz. Acostumbrada a hacerse con la alfombra, edición tras edición, con el prestreno de Wasp Network volvió a brillar. El día anterior ya había sorprendido con un minivestido joya probando que mantiene su puesto en la cumbre de las mejor vestidas ya sea para una cita diurna o para un evento de largo. Precisamente, la segunda ocasión, ocurría poco después, la noche del domingo. Si en el último año, el negro había sido su apuesta segura en las veladas más selectas, optó por repetir de la tonalidad que tan buen resultado le dio, en la misma ciudad, un par de años antes. Como si fuera a pasar por el altar, escogió un diseño de alta costura de Ralph & Russo -una pieza de la colección Otoño/invierno 2019-2020-, consiguiendo no solo ganarse la aprobación de sus fans, sino también inspirar a futuras novias que busquen vestidos de alto impacto.

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El vestido combinaba todo el glamour de Hollywood gracias a su corpiño -un estructurado diseño cubierto de gasa drapeada con apliques de pedrería y plumas blancas-, con el romanticismo de cualquier look nupcial gracias a la falda. Ya que los volúmenes serán uno de los objetos de deseo como han probado también Alberta Ferretti o Valentino, la creación de alta costura juntaba lo mejor de ambos mundos con la gracia y el ADN siempre elegante de la firma francesa. Una obra más que apropiada para Venecia cuyo carnaval es precisamente reconocido a nivel mundial por un estilo teatral al que Penélope supo también hacerle un guiño con su elección.

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Aunque el diseño estaba concebido para ser lucido con los hombros tapados con el tejido semitransparente, algo que se pudo ver en la pasarela, el toque personal de Penélope se impuso, algo que sucede cada vez más a menudo. La artista bajó los hombros dejando la zona al descubierto, como si fuera un Bardot, y llevando, a cambio, una tira cruzada a modo de escote asimétrico, lo que probaría que, además de ser hecha a medida para la actriz, es una pieza única en el mundo por el tipo de cambio que introdujo.

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Esta colección en concreto ha conquistado el corazón y el armario de la española, ya que también hace unas semanas, acudía al estreno londinense de la última película de Almodóvar con un diseño que apareció en la misma pasarela, un vestido-joya con plumas a modo de volantes. Con diseños de estas características, que llevan el ornamento al extremo en un barroco que, pese a ser cargado, no resulta excesivo, la mejor opción es la de reducir al mínimo el resto de añadidos. Por ello, fue una gran decisión por parte de la intérprete apostar por un recogido semideshecho, con un mechón delantero suelto, y pendientes con forma de gota que acompañaban el corpiño de 'efecto glitter'. Como toque final, una mirada marcada con un suave ahumado y labios rojos fueron los toques finales de otro look de Penélope que pasará a la historia de su estilo.